Tras una larga trayectoria en el negocio familiar, el chef Alberto García decide emprender y se trae consigo las famosas ensaimadas mallorquinas.
Por Milagros Sánchez Pinell
Entre la última semana de septiembre y la primera semana de octubre del 2022, Alberto García Pérez, chef pastelero de profesión, abre las puertas de Cala Millor, una zona gourmet que incluirá restaurante, una pastelería y un deli en la ciudad Miami, Estados Unidos.
Este dulce proyecto, que se viene gestando desde el año 2018, es el sueño personal de Alberto, quien decidió traer de Madrid a América la experiencia culinaria de un negocio de tres generaciones de panaderos españoles.
Atrás dejó su patria, sus amigos y sus raíces para instalarse en Estados Unidos. En su maleta trajo la experiencia acumulada por décadas trabajando a la par de su padre José Ángel y de su abuelo Natalio y el aprecio por el trabajo duro con la más alta calidad inculcado por su abuela Concepción.
Cala Millor, después de medio siglo de arduo trabajo de sus creadores, es considerada una respetada panadería artesanal en Madrid por su repostería fresca y sus famosas “ensaimadas mallorquinas”. Fue ahí donde nuestro roaring 20 conoció su vocación.
Así pues, Alberto dio sus primeros pasos en la cocina abrazado por el aroma exquisito del pan recién horneado. Desde los 12 años aprovechaba sus fines de semana para aprender del negocio familiar con sus manos dentro en la harina.
“A mí siempre me ha gustado la pastelería y la cocina. Me gusta el mundo del restaurante. De pequeño iba a ayudar a los pasteleros, aunque ahora que soy mayor digo que más bien iba a entretenerme (ríe). Recuerdo que hacía barras de pan, también me ponía con el encargado del obrador que se llamaba Manolo, quien me encargaba terminar alguna tarta o algún postre salado”, relató.
Al finalizar sus estudios secundarios tomó la carrera de Administración de Empresas en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Madrid y a la vez trabajaba en la pastelería de martes a domingo de 6:00 a.m. a 3:00 p.m.
Al terminar su primera carrera, decide prepararse como chef pastelero en École Ducasse en París y luego obtiene el Gran Diploma en la escuela de arte culinario Le Cordon Bleu en Madrid, España.
Después de realizar algunas prácticas en diferentes restaurantes de España, Alberto regresó a trabajar a Cala Millor, siempre como chef pastelero. Su aporte personal a la empresa familiar se basó en mejorar muchas fórmulas de pastelería como la de los roscones y hojaldres, así como la de los turrones e introducir al menú nuevos postres.
Ampliando horizontes
Para el 2018, a Alberto se le presentó la oportunidad de emprender en Miami junto a otros socios. Luego de un estudio de mercado decidió darle el sí al negocio porque vio que era una excelente oportunidad para expandirse ya que carecían de competencia y era inexistente una pastelería española.
“En Miami hay dos tipos de pastelería, la buena y la mala. Hay un vacío en el punto intermedio. También solo hay dos opciones, la pastelería cubana o la pastelería francesa, pero nada en pastelería española. Y aunque la pastelería cubana desciende de la española notamos que están haciendo tartas y postres que se hacían en España hace 30 o 40 años. Es decir, utilizan formatos demasiados antiguos y que además están mal hechos”, explicó.
Así que el concepto que decidieron impulsar es el de una pastelería en donde se promueva el milhojas y la ensaimada de Mallorca. Sobre todo, un sitio donde se rescatará la tarta de antes, la que hacían los abuelos, la de bizcocho de crema o de nata.
“Es volver a recuperar la pastelería de antes, pero readaptada a un concepto actual. También, decidimos venir a Miami porque vimos que había un vacío para un tipo de negocio que en España fue cogiendo cada vez más protagonismo y es la pastelería salada. Aquí nada más vemos croquetas, tortillas, empanadillas y medianoches”, indicó.
En suma, a medida que el proyecto iba tomando forma decidieron que además de una pastelería querían brindar otro tipo de servicios. De ahí que acordaron sumar un área de restaurante y un deli.
“Decidimos llamarle gourmet experience porque puedes ir al mercado a comprar aceite, charcutería o vino, pero a la vez puedes llevar una tarta a la familia y también puedes cenar con nosotros”, dijo.
A propósito de ello, Alberto quiere dejar en claro que Cala Millor Miami es diferente al de Madrid porque es un espacio multi concepto, pero detrás hay una historia familiar de emprendimientos que los inspira y los respalda.
Eso sí, quieren ser identificados como una marca española por la calidad de su comida, más que por una gran bandera de España, música de guitarra, transmisión de juegos de fútbol o un tablao flamenco.
“Creemos que es la mejor forma de que los clientes empaticen con nosotros. Que sepan quienes somos, que somos un negocio que tiene alma y una historia. Va más allá de ser algo nuevo e inventado por personas que decidieron invertir 5 millones de dólares”, dijo.
A ello añadió “ ell proyecto lo he diseñado yo, pero tengo que darle las gracias a mi familia que apostó en mí facilitándome los fondos para esta inversión. Si bien he conseguido cosas a nivel profesional por mí mismo, la trayectoria de mis padres y mis abuelos también lo han hecho posible”.
Más que un jefe será un líder
En cuanto a sus responsabilidades, Alberto aseguró que más que un jefe quiere ser un líder con diferentes sombreros porque se le verá en la cocina, ejerciendo la función de gerente general e interactuando con los clientes.
“Al líder se le sigue y al jefe se le obedece. Yo prefiero hacer más de líder y que la gente me siga por el ejemplo que daré. Y qué mejor ejemplo que estar desde las 4 o 5 de la mañana para compartir con el equipo sin ninguna interrupción. Ya después atender a los proveedores o charlar con los clientes porque tiene que haber una cara visible. Estaré en varios sitios a la vez. Eso también me permitirá tener mejor control”, señaló.
Por otro lado, dijo sentir mucho respeto y responsabilidad de que las cosas funcionen bien porque detrás de este proyecto habrá 35 colaboradores que tienen familias.
“Para mí los empleados de un negocio son como tu segunda familia y eso te hace sentir mucha responsabilidad. Más que 35 empleados, serán 35 familias con cuentas por pagar y fallarles nunca es una opción. Entonces, siento una gran responsabilidad de hacer las cosas de la mejor manera posible”, externó.
Desde la revista Vida y Éxito los invitamos a estar pendiente de la apertura de Cala Millor que estará ubicado donde operó Allen’s Drugs, un histórico edificio entre la calle Red Road y la avenida Bird Road en Coral Gables.
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