Es fundamental contar con un plan estratégico y financiero sólido que permita mantener la continuidad del negocio.
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Por Félix Guevara*
El mundo empresarial se encuentra en un continuo cambio, especialmente en tiempos de crisis como los que hemos experimentado recientemente, tanto en términos económicos como de salud. La pandemia de COVID-19 ha transformado radicalmente las prácticas de gestión administrativa y estratégica, impactando directamente a las empresas familiares y a las sociedades/accionistas. Esta nueva realidad ha impulsado la adopción de prácticas como el teletrabajo, el uso de datos para la toma de decisiones, el surgimiento de nuevos emprendimientos familiares, la adaptación al cambio, el trabajo en equipo y la capacidad de respuesta rápida ante situaciones imprevistas.
En el ámbito financiero, es evidente que todas las economías enfrentan desafíos significativos, tales como problemas de crecimiento, dificultades de liquidez, incremento del desempleo, alza en las tasas de interés, competencia de empresas extranjeras, devaluación de la moneda, inflación, cierre de empresas, escasa recaudación de impuestos y desequilibrios en la balanza comercial.
Frente a este panorama, los gobiernos han implementado diversas estrategias, aunque se carece de una fórmula única o correcta para abordar estas situaciones. En muchos casos, se han emulado o copiado enfoques de otros países, sin obtener los resultados esperados debido a que cada situación presenta desafíos y características propias.
En toda crisis económica se observan diferentes trayectorias en los negocios: algunos experimentan crecimiento, otros identifican nuevas líneas de productos y servicios, mientras que otros enfrentan pérdidas significativas o incluso deben cerrar sus operaciones. Sin embargo, queda claro que las empresas familiares tienen compromisos financieros que deben afrontar y buscar soluciones para reflotar sus negocios.
En este contexto es fundamental contar con un plan estratégico y financiero sólido que permita mantener la continuidad del negocio y cumplir con los compromisos adquiridos con proveedores, colaboradores, instituciones financieras y obligaciones fiscales.
Al momento de desarrollar una estrategia financiera, es crucial abordar los siguientes aspectos clave:
1. Establecer una hoja de ruta: pausar la estrategia actual para revisar detenidamente todos los aspectos del negocio, desde su misión, visión y filosofía hasta los servicios y productos ofrecidos, el segmento de mercado en el que compite, la estructura empresarial, las ventajas competitivas y los recursos humanos y tecnológicos disponibles.
2. Analizar la información: revisar los históricos de ventas por producto o servicio y considerar si es necesario replantearse la continuidad de ciertas líneas de negocio o explorar nuevas fuentes de ingresos para mantener la operatividad.
3. Gestionar el flujo de caja: desarrollar un plan financiero que abarque el pago de nóminas, deudas financieras, cuentas por cobrar, cuentas por pagar, adquisición de inventarios y cumplimiento de obligaciones fiscales, todo ello de acuerdo con el flujo de caja disponible.
4. Reestructurar compromisos financieros: presentar al banco una propuesta clara y fundamentada para reestructurar la deuda, considerando cambios en los planes de pago, tasas de interés, garantías y plazos, de manera que sea viable dentro del flujo de caja de la empresa.
5. Optimizar la gestión de inventario y cuentas por cobrar: revisar las políticas de compras y ventas a crédito para convertir estos activos en efectivo, adaptando las adquisiciones a las necesidades actuales del ciclo de ventas y priorizando productos o servicios más rentables.
6. Fortalecer la marca: implementar campañas de marketing que resalten los valores, los compromisos y la propuesta de valor únicos de la empresa, tanto para retener clientes existentes como para atraer nuevos.
7. Promover transparencia y ética: mantener la transparencia en todas las relaciones comerciales y financieras, lo cual es fundamental para generar confianza y facilitar futuras negociaciones o alianzas estratégicas.
8. Utilizar datos estructurados y no estructurados (Big Data): integrar la tecnología para analizar datos y tomar decisiones más informadas, identificando nuevos nichos de mercado, productos, servicios y oportunidades de crecimiento.
9. Capacitación continua: invertir en la formación y desarrollo de habilidades de los colaboradores, incluyendo a los miembros de la familia involucrados en la empresa, lo cual contribuye al crecimiento y cumplimiento de objetivos a largo plazo.
10. Estandarizar operaciones: implementar políticas y procesos homogéneos en todos los departamentos para mejorar la eficiencia operativa y reducir costos asociados a la rotación de personal y capacitación.
Es importante destacar que carecemos de una fórmula única para enfrentar situaciones de crisis, pero la aplicación de estas estrategias, junto con otras medidas pertinentes, puede contribuir significativamente a la supervivencia y crecimiento de las empresas familiares en tiempos difíciles. Adaptarse al cambio, mantener la flexibilidad y contar con un plan sólido son pilares fundamentales para superar los desafíos y alcanzar el éxito a largo plazo en el entorno empresarial actual.
* Felix Guevara ([email protected]) es gerente general de Portafolio Corporate Solutions (www.portafoliocorp.com), firma de consultoría con base en Panamá, especializada en el desarrollo de franquicias y en estandarización de procesos.
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