9 diciembre, 2021

La educación universitaria después de la pandemia

Arturo Castro febrero 26, 2015

Las casas de enseñanza superior adaptaron sus métodos para hacer frente a ‘la nueva normalidad’ y continuar con el desarrollo de nuevos profesionales que aporten prosperidad a la región, mediante la combinación de sistemas de educación presenciales y virtuales.

Un virus microscópico nos recluyó en nuestros hogares, redujo el contacto personal, nos obligó a transitar de acuerdo a las restricciones gubernamentales y nos desafió a adaptar actividades tan cotidianas, como ir al supermercado, en beneficio de la protección de la salud pública, ante la mayor emergencia sanitaria de los últimos 100 años.

La educación superior universitaria vivió en primera línea esta realidad y muchos de los sistemas de educación virtual, que se dibujaban en el mapa de un futuro lejano, fueron puestos a prueba y entraron en funcionamiento ante las órdenes de confinamiento de la población, enviadas por los distintos gobiernos centroamericanos.

De acuerdo con Irene Kopper, vicepresidenta de Desarrollo y Crecimiento de ADEN Business School, la llegada de esta pandemia representó un punto de disrupción en la forma de aprender, interactuar y de desarrollarnos como personas.

“El panorama digital ha llegado a instancias antes impensadas, cambiando la forma de difundir y recibir conocimiento. La educación online se ha convertido en la estrella durante este periodo. Desde los comienzos de ADEN, hemos apostado por esta forma de enseñanza, permitiendo a nuestros alumnos desarrollarse a pesar de los problemas que implica una vida laboral activa”, afirma Kopper.

El 2022 es un año muy importante para las universidades.

La experta dice que considera poco probable que la educación vuelva a ser igual que antes del COVID-19 y cree que las universidades apostarán por modelos híbridos, más personalizados a las necesidades de los estudiantes.

“En el pasado, el cursado online o las capacitaciones virtuales eran tabú y carecían del mismo peso que la presencialidad. En la actualidad, se han demostrado las excelentes ventajas que tiene esta modalidad, tanto en optimización de tiempo y adaptabilidad de contenido, como en horarios de cursado”, dice Kopper.

De acuerdo con Gustavo Gutiérrez Espeleta, rector de la Universidad de Costa Rica (UCR), en su contexto, el cambio llegó por una decisión de la administración, mediante la cual se le confirió a su plataforma institucional de Mediación Virtual la misma funcionalidad que tienen las lecciones sincrónicas, es decir, que una lección por teleconferencia que dura dos horas puede desarrollarse en formato asincrónico, mediante una actividad pedagógica que evite la conexión de docentes y estudiantes.

La UCR innovó con herramientas virtuales de evaluación, a través de tareas, foros, exámenes y otras actividades por parte de los docentes que se ubican entre los métodos más utilizados en la plataforma de Mediación Virtual.

“En ambos casos, la introducción del concepto de flexibilidad ha sido básico para el desarrollo de los cursos. Las posibilidades que brinda la presencialidad son diferentes a las que existen en la virtualidad y el personal docente ha tenido que lidiar con eso, pero percibimos que la empatía ha mejorado”, dice el rector de la UCR.

“Al aprendizaje móvil debemos sacarle el máximo provecho. En la Universidad de Costa Rica, más del 50% de las clases se reciben actualmente en dispositivos móviles, algo que permite una gran flexibilidad, como lo es incluso el aprender desde cualquier parte del mundo. Eso sí, debemos ser claros en que aún existen grandes brechas económicas y digitales en nuestra sociedad y también pasa en la educación superior. De ahí la importancia de valorar la presencialidad como herramienta fundamental de este aprendizaje”, dice Gustavo Gutiérrez.

Si desea leer el artículo completo, puede encontrarlo en la página 36 de nuestra edición digital.