Su trayectoria profesional está marcada por la curiosidad, resiliencia y un deseo constante de aprender.
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Por Milagros Sánchez Pinell
“¿Quieres trabajar en Tesla?” Ese fue el inesperado mensaje que apareció en el LinkedIn de Juan Cobos Rizo, enviado por un reclutador de la compañía.
En un inicio, pensó que se trataba de spam. «¿Cómo podía una empresa tan icónica, reconocida por liderar la innovación tecnológica, haberse fijado en él sin haberlo buscado?”, se preguntó.
Sin embargo, lo que comenzó como incredulidad pronto se transformó en un emocionante proceso de cinco meses, lleno de entrevistas y retos, que lo llevaron a alcanzar, hasta la fecha, uno de los mayores logros de su carrera profesional.
Como ingeniero mecánico en diseño en el equipo de infraestructura de Tesla, su trabajo se enfoca en el diseño y desarrollo de instalaciones esenciales como fábricas, laboratorios y espacios de producción para baterías y otros productos innovadores.
Su rol abarca la creación de sistemas esenciales para garantizar el funcionamiento eficiente y seguro de las máquinas en estos espacios. Esto incluye el diseño de sistemas de aire acondicionado, ventilación y tuberías, asegurando que las máquinas tengan acceso a recursos como nitrógeno y oxígeno.
Explicó que su trabajo consiste en determinar cuánto calor es emitido por las personas y las máquinas, y proveer suficiente enfriamiento para que los procesos puedan operar de forma estable.
Además, destaca que lo que más valora de su posición es el equipo y la tecnología, ya que trabaja con personas altamente capacitadas, motivadas y comprometidas con los resultados, mientras disfruta de la oportunidad de lidiar diariamente con tecnología de última generación en proyectos que Tesla planea lanzar al mercado.
“En el área de construcción que es donde colaboro, los ingenieros y gerentes de construcción son de los mejores del mundo. Nunca había trabajado con un grupo tan capaz”, comenta.
En ese contexto, uno de los mayores retos de su carrera llegó con un proyecto que califica como el más desafiante hasta ahora, el cual estuvo marcado por plazos ajustados y una carga grande de trabajo.
La solución fue un esfuerzo conjunto y meses de trabajo intensivo. Y aunque sigue involucrado en dicha obra, ahora se enfoca en proyectos más pequeños que le permiten equilibrar mejor sus responsabilidades.
En sus dos años en Tesla, ha alcanzado un destacado desarrollo técnico que lo ha convertido en un ingeniero mecánico más completo.
“He estado involucrado en proyectos desafiantes, tanto por los plazos ajustados como por la complejidad de los sistemas que diseño, y eso me ha hecho crecer mucho profesionalmente”, explica.
Lejos de conformarse con estos logros, también busca ampliar su experiencia liderando equipos.
“Mi personalidad se presta para liderar y ahora tengo un par de trabajos donde podré dirigir y delegar tareas. Espero que en los próximos años pueda fortalecer aún más esas habilidades humanas que complementen mis talentos técnicos”, agrega.
Trabajar en un entorno tan competitivo y acelerado ha sido difícil, pero el joven ingeniero ha sabido adaptarse con estrategias que le permiten manejar la presión y mantener su productividad.
“Soy alguien que maneja bien la presión. Hago ejercicio, trato de distraerme y, cuando llego a casa, cierro la computadora para desconectarme del trabajo”, afirma.
Un joven multicultural
Juan Cobos Rizo nació en Madrid, España, hijo de padre español y madre nicaragüense. Su infancia estuvo marcada por constantes mudanzas: de Madrid a Arizona, República Dominicana y, finalmente, Nicaragua. Estas experiencias lo convirtieron en una persona multicultural, identificándose principalmente como nicaragüense y español.
“Por mi lado español, me encanta caminar por las calles, sentarme a comer una tapa con una cerveza, seguir caminando o disfrutar de una sobremesa larga. En cambio, me siento muy nica porque son alegres y bien amigueros, y me identifico bastante con eso”, expresa.
Entre sus recuerdos más preciados está un viaje que realizó en 2014 al Río San Juan, Nicaragua, con sus abuelos españoles y otros familiares. Durante siete horas navegaron en panga desde El Castillo hasta Greytown, motivados por el interés de su abuelo en los proyectos históricos de la región, como la propuesta de construir un canal interoceánico.
Años después, tras la muerte de su abuelo, encontró manuscritos donde detalla proyectos visionarios, como el canal en Nicaragua y un tren que cruzara Centroamérica.
“Eso me pareció fascinante y refleja mucho de quién soy, porque soy una persona curiosa, con un gran interés por la geopolítica y la economía mundial. Ver que mi abuelo era así me marcó profundamente,” afirma.
Una trayectoria construida con esfuerzo
Desde pequeño, nuestro roaring 20 supo que quería ser ingeniero, inspirado por su padre y abuelo, ambos ingenieros agrónomos. Aunque su familia materna estaba más inclinada hacia las letras, su fascinación por las matemáticas y la ciencia lo llevaron a estudiar Ingeniería Mecánica en Bucknell University en Pensilvania, donde conoció a su esposa, Megan Martzolff.
«En octavo grado participé en dos competencias matemáticas a nivel centroamericano, México y el Caribe y quedé en los primeros lugares. Desde entonces me di cuenta de que era bueno en matemáticas y debía aprovechar eso», recordó.
Durante sus años universitarios, descubrió su interés por el intercambio de energía. A través del estudio de los sistemas termofluidos en ingeniería mecánica, comprendió que el calor es una forma de energía, al igual que la solar o la eólica, y cómo puede transformarse en electricidad.
Luego de graduarse, inició su carrera profesional en Rizo Lopez Foods como “Project Engineer”, una fábrica de quesos ubicada en Modesto, California. Durante los veranos previos, realizó pasantías en la misma empresa, lo que le permitió tener un primer acercamiento al mundo laboral.
Su rol abarcó desde la automatización de procesos en la planta hasta la gestión de la cadena de suministro. A cargo de todas las compras de ingredientes y materiales, tuvo que coordinarse con los equipos de producción, finanzas, mercadeo y logística en una fábrica que operaba los siete días de la semana y empleaba a más de 300 personas.
Más adelante, una conversación casual con un familiar en San Francisco, California, abrió una nueva puerta laboral. Le ofrecieron un puesto como diseñador mecánico de infraestructura en AlfaTech, una empresa especializada en el diseño de edificios sostenibles y centros de datos para grandes compañías de tecnología.
“Al entrar a AlfaTech carecía de experiencia en diseño de edificios, pero en año y medio ya estaba liderando mis propios proyectos”, comenta.
Finalmente, llegó a Tesla en marzo de 2023. Durante el proceso de contratación valoraron su disposición para aprender, su ética de trabajo, su carácter sociable y su capacidad de liderazgo.
Tras dos años, si tuviera que resumir su experiencia en Tesla en una sola palabra, Juan elegiría “innovación” porque define su trabajo actual, su forma de pensar y abordar los desafíos.
Aunque actualmente está bien comprometido con Tesla, sueña con regresar algún día a Centroamérica para liderar proyectos que impulsen el desarrollo de la región o bien mudarse a España para explorar nuevas oportunidades. Además, inspirado por los manuscritos de su abuelo, anhela diseñar infraestructuras sostenibles que beneficien a miles de personas.
Por ahora sigue acumulando conocimientos y experiencias desde San Francisco, una ciudad que le recuerda el estilo de vida relajado y caminable de España.
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