Javier Arzú. Impuso a proyectos de excelencia

Javier Arzú, fundador y presidente de Futeca Corporación, se define por una ambición sencilla, pero al mismo tiempo poderosa: que sus proyectos trasciendan y dejen una huella positiva en Guatemala.

“Me motiva demostrar que en Guatemala se pueden hacer cosas grandes, con visión y excelencia, capaces de perdurar por generaciones”, afirma. Su norte es mucho más grande que balances o utilidades: se busca legado, inspiración y un impacto que eleve los estándares del país.

Futeca Corporación es un conglomerado guatemalteco que combina operación deportiva/fitness con desarrollo inmobiliario y comercial para crear distritos de bienestar y entretenimiento.

Arzú apuesta por equipos con voz propia, donde cada persona tiene espacio para aportar, ser proactiva e implementar ideas.

“Promuevo una cultura donde todos puedan liderar desde su rol, asumir decisiones y aprender del proceso”, dice.

Su estilo privilegia la acción y la disrupción, como tomar riesgos con convicción, abrir nuevos caminos y sostener un compromiso innegociable con la ética, la honestidad y la excelencia.

La combinación de ambición y cultura interna se proyecta en el futuro que imagina para Futeca Corporación. “Estamos desarrollando un proyecto único, que busca marcar un antes y un después en Guatemala”, asegura.

Lo esencial, subraya, es que el verdadero ganador sea Guatemala, al generar oportunidades y beneficios para muchas personas. En su visión sectorial, la construcción guatemalteca puede y debe distinguirse por excelencia, innovación y visión de largo plazo, abriendo camino a más iniciativas trascendentales.

La cultura organizacional es el cimiento de ese horizonte. Este año, Futeca Corporación obtuvo la certificación de Cultura de Awards of Happiness, un hito que Arzú interpreta como validación de una ruta.

“Confirma que hemos creado un entorno donde las personas se sienten valoradas, escuchadas y motivadas a dar lo mejor de sí”.

Para los líderes, agrega, es un recordatorio de conducir con propósito, empatía y coherencia; para los colaboradores, un reconocimiento a su esfuerzo y entusiasmo. Y es, también, un compromiso permanente: fortalecer un ambiente donde innovación, colaboración y felicidad sean pilares del crecimiento.

Así, el perfil de Javier Arzú se dibuja con trazos nítidos: visión de país, liderazgo que empodera, estándares éticos firmes y una apuesta por culturas vivas que sostienen resultados extraordinarios. En su ecuación, las metas empresariales no son un fin en sí mismas, sino el vehículo para construir futuro.