El Plan Nescafé busca garantizar al abastecimiento de café de calidad para la marca, mientras incentiva a los jóvenes para que permanezcan en la producción del grano, mediante capacitaciones, asistencia técnica e incremento en la productividad y, por consiguiente, en sus ingresos.
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Siguatepeque, Comayagua, Honduras. El polvo de los caminos abrazaba cualquier hoja o edificación que se levantaba, al igual que lo hacía el sol tropical hondureño. La temperatura se acercaba mucho a los 30 grados y, a dos horas y media de distancia de San Pedro Sula, la vegetación y los cultivos reinaban, mientras que estructuras aisladas, la mayoría de bloques de concreto con humildes acabados, rompían la monotonía.
Al final del camino de lastre, la presencia de invernaderos y la amistosa recepción de Florissel Ramírez indicaban que habíamos llegado a nuestro destino.
Su impecable camisa blanca, su cuidadoso maquillaje y su sombrero de ala ancha dibujaban una imagen cargada de juventud y prosperidad que hacían que la afirmación de que ella -con un cuarto de siglo de vida-, está al frente de ese productivo y hermoso cafetal fuera difícil de creer.
Florissel, quien forma parte del Plan Nescafé -iniciativa de Creación de Valor Compartido que busca garantizar el acceso de esa marca a café de calidad, mientras ofrece a los jóvenes participantes una serie de capacitaciones y asesorías profesionales para que continúen en ese negocio- está a cargo del cafetal que perteneció a su padre, a su abuelo y a su bisabuelo. Ahí aprendió a caminar, a jugar y a trabajar la tierra, labor que hoy combina con sus estudios universitarios.

Valor compartido, bienestar para todos
En medio de los desafíos que enfrenta Honduras, el café emerge como una oportunidad clave para reducir la pobreza y la desigualdad. El país es el mayor productor de café en Centroamérica, el tercero en América Latina y el sexto a nivel mundial. Esta actividad representa el 35% del PIB agrícola y el 5% del PIB total del país, con más de 110 000 familias que dependen directamente de la caficultura.
El potencial económico del grano es evidente: más del 55 % del café hondureño se exporta a Europa, generando divisas y empleo en comunidades rurales, precisamente donde la pobreza extrema alcanza al 12,4% de la población.
Frente a la alta migración —más de 817 000 hondureños residen en Estados Unidos, muchos sin educación secundaria— el fortalecimiento del sector cafetalero puede ser una vía concreta de desarrollo local y freno a la migración forzada.
En un contexto donde el 49,3 % de los hondureños vive bajo la línea de pobreza, invertir en la cadena de valor del café —desde la producción hasta la exportación— impulsa la economía y representa una apuesta real por un país más equitativo.
Nestlé, como el principal comprador de café verde del mundo, adquiere ese grano en todos los países de Centroamérica. Su objetivo, al cierre de 2025, es alcanzar un 100% de suministro de café de origen responsable y un 20% de abastecimiento de fincas con prácticas de agricultura regenerativa.
Por esa razón, desde su lanzamiento en Honduras, en 2014, Plan Nescafé busca fortalecer la cadena de suministro de café cultivado responsablemente, acompañando a ese sector a contar con los requisitos del mercado, cumplir con los estándares internacionales, trazabilidad física y financiera, equidad de género e igualdad, inclusión juvenil y cumplimiento de la normatividad europea.
“La creación de valor compartido consiste en crear valor económico para la empresa y valor social simultáneamente”, afirma Michael Porter, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard y coescritor del artículo “La Creación de Valor Compartido”, publicado en Harvard Business Review.
El Plan Nescafé ilustra con ejemplos claros, con números y, sobre todo con su impacto real sobre las vidas de jóvenes caficultores, que el concepto de Creación de Valor Compartido es aplicable y su efecto beneficia a las distintas partes involucradas.
Nestlé
Fundación: 1866 y, desde 1938, cuenta con presencia en la región, con la apertura de su primera fábrica de Natá, en Panamá. Once años después, se estableció Nestlé Guatemala y en 1957 abrió operaciones en El Salvador y en Costa Rica. En 1963, abrió sus puertas en Honduras, y en 1968 inició su presencia en Nicaragua.
Presencia: más de 180 países.
Colaboradores: 270 000 en el mundo, de los cuales más de 4300 están en Centroamérica y Panamá (40% son mujeres y 60% hombres) y el 53% de mujeres ocupan puestos directivos.
Fábricas: 340 en 77 países. En la región, cuenta con tres plantas de producción, seis centros de distribución y una oficina central.
Marcas: más de 2000, entre las que destacan: Malher, Anchor, Nestlé Qué Rico, Amanecer, Klim, Esencial, Nescafé Listo, Musun, Presto, Nan 3, Nestogeno, Gerber, Nestum, Cerelac, Nido, Maggi, Nescafé, Dolce Gusto, Starbucks, La Lechera, Ideal, Coffee Mate, Milo, Nesquik, KitKat, Crunch, Cereal Fitness, Corn Flakes, Cheerios, Lucky Charms, Cinnamon Toast Crunch, Nature’s Heart, Pro Plan, Dog Chow, Cat Chow, Felix, Purina One.
Alcance del Plan Nescafé, en Centroamérica
El Plan Nescafé, que engloba los programas “Jóvenes Caficultores”, “Aula Móvil”, “Bosques del Mañana” y prácticas de agricultura regenerativa y equidad de género, tiene un amplio alcance en la región:
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