Cada líder debe decidir cómo quiere presentarse ante su equipo. En mi experiencia, mantener la calma siempre ha dado mejores resultados que reaccionar con pánico. En tiempos de incertidumbre, la capacidad de transmitir estabilidad y enfoque puede ser más valiosa que nunca.
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Imagínese esto: es Viernes Negro, y el sistema de punto de venta en el que confían miles de clientes sigue fallando. Es comprensible que los minoristas estén furiosos. Las quejas llegan sin cesar y, en medio del caos, comienza a preguntarse si su negocio podrá sobrevivir.
Esta situación es una posibilidad real; es exactamente lo que me ocurrió cuando inicié mi camino como empresario hace casi 20 años. Y aunque fue una experiencia difícil, me dejó una lección invaluable: la importancia del liderazgo tranquilo.
En el mundo actual, marcado por la incertidumbre económica, ambiental y política, mantener la calma puede parecer más difícil que nunca. Sin embargo, para quienes lideran una empresa, es fundamental. Su actitud establece el tono para todo el equipo y puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Estrés y Emprendimiento
El emprendimiento trae consigo desafíos ineludibles. Como puede confirmar cualquier fundador o CEO, el estrés es parte del proceso. De hecho, tres cuartas partes de los propietarios de pequeñas empresas expresan preocupación por su salud mental, y más de la mitad han sido diagnosticados con ansiedad, depresión o trastornos relacionados con el estrés.
A medida que una empresa crece, surgen nuevos obstáculos y preocupaciones. En promedio, un empresario dedica cerca del 70 % de su tiempo a gestionar el negocio, apagando incendios constantemente. Inevitablemente, habrá días en los que los fracasos superen con creces los logros, lo que facilita caer en la negatividad.
Sin embargo, cuando un líder mantiene la calma, ayuda a su equipo a dar lo mejor de sí. A continuación, comparto algunos principios que he aprendido y que pueden ser de utilidad para cualquier persona que desee fortalecer su liderazgo.
1. Evite ser el héroe de esta historia
Muchos líderes sienten que tienen la responsabilidad exclusiva de solucionar cada problema. Sin embargo, este enfoque suele llevar a una montaña rusa emocional, con momentos de euforia seguidos de profundas decepciones.
Una alternativa más efectiva es verse a sí mismo como parte de un equipo. Si bien su rol es guiar y tomar decisiones clave, el verdadero éxito radica en canalizar las fortalezas colectivas y permitir que cada miembro aporte lo mejor de sí.
2. La misión es fundamental
Mantener la calma es mucho más fácil cuando existe un propósito claro. Las personas pueden enfrentar dificultades si saben hacia dónde se dirigen y ven avances, por pequeños que sean.
Por ello, definir una misión concreta y significativa es esencial. Debe ser un objetivo tangible que inspire y motive al equipo. De hecho, solo el 25 % de los empleados afirman sentirse realmente conectados con los objetivos de su empresa, según el informe más reciente de Tendencias de Trabajo Digital de Slingshot.
Para garantizar que la misión sea más que palabras, es clave medir el progreso. Paneles de indicadores, reuniones periódicas para reconocer logros y herramientas de seguimiento pueden hacer una gran diferencia en la forma en que los empleados perciben su impacto en la organización.
3. Priorizar el impacto sobre la urgencia
El entorno empresarial se mueve con rapidez y cada semana surgen innumerables tareas urgentes. Para enfocarse en lo realmente importante, es fundamental priorizar según el impacto, más allá de solo la inmediatez.
En lugar de organizar la agenda únicamente por fechas de entrega, conviene identificar las acciones que generarán el mayor valor a largo plazo. Este enfoque evita caer en una dinámica de constante reactividad y ayuda a mantener la estabilidad del equipo.
Si bien actuar bajo presión puede ofrecer resultados a corto plazo, mantener un ritmo frenético de manera indefinida solo conduce al agotamiento y la ineficiencia. Contar con una visión a largo plazo permite distinguir lo que realmente merece atención de lo que puede esperar.
4. La creación surge tras la destrucción
Además de mi trabajo en la empresa, me dedico a la conservación ambiental. He visto cómo los incendios forestales, a pesar de su devastación, preparan el terreno para una regeneración sorprendentemente rápida.
Este mismo principio aplica en los negocios. Perder a un empleado clave o enfrentar un revés importante puede ser doloroso, pero con frecuencia abre espacio para transformaciones necesarias y oportunidades de crecimiento. En lugar de resistirse al cambio, un líder debe aprender a verlo como un catalizador para la evolución de la empresa.
5. Registrar lo bueno y lo malo
Los líderes tranquilos se enfocan en lo positivo y también hacen un balance de los desafíos que enfrentan.
A lo largo del año, mantengo una lista de mis logros y dificultades. Al revisarla, me doy cuenta de que muchas de las experiencias negativas fueron, en realidad, momentos de aprendizaje que impulsaron cambios positivos. Un ejemplo claro fue perder un contrato importante; aunque en su momento lo consideré un fracaso, terminó siendo una oportunidad para explorar nuevos mercados y fortalecer la empresa.
Fuente: Fast Company, Daxa Dasilva
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