A sus 25 años, Juan Diego Vásquez es un político fresco, valiente y con ideas claras.
Por Milagros Sánchez Pinell
“Con convicción, fuerza y con contundencia” cataloga su trabajo el diputado de la Asamblea Nacional de Panamá por San Miguelito, Juan Diego Vásquez, quien cree que la buena política sí es posible.
Actualmente es el diputado más joven y más votado de las elecciones generales del 2019. Tiene 25 años, se graduó de abogado en la Universidad Santa María La Antigua y se licenció en Criminología en la Universidad Interamericana de Panamá.
Es un joven con facilidad de palabras, por algo fue ganador en más de 20 conferencias de debates nacionales e internacionales. Considera que el arte de la oratoria es esencial para un político parlamentario porque debe saber transmitir las ideas con “claridad, buen tono y con buena forma».
Durante los dos años y medio que lleva, como uno de los 71 diputados parlamentarios, ha sido primer jefe de la bancada independiente, presidente de la Subcomisión Revisora del Código Penal y Procesal y miembro de la Comisión de Gobierno, Justicia y Asuntos Constitucionales de la Asamblea Nacional de Panamá.
A los 15 años de edad sintió el primer cosquilleo por la política sin mayor trascendencia. Sin embargo, cuando empezó la universidad se activó formalmente y formó parte de la junta directiva del gobierno estudiantil de la Facultad de Derecho y de la organización promotora del debate Jóvenes Unidos por el Diálogo en el 2015.
Corrupción y justicia
El tema de la corrupción y la justicia han sido parte de su discurso, trayendo consigo algunas llamadas telefónicas amenazantes de forma anónima a su casa, pero jamás lo desenfocan de su camino.
“Meterse con la corrupción es meterse con el crimen organizado, con el tráfico de drogas y con otras clases de delitos, y yo suelo hablar de frente y muy claramente. Por supuesto que eso puede traer consecuencias”, recalcó.
Sobre si existe temor a dichas amenazas, Juan Diego categóricamente lo niega. Su única preocupación es desempeñar bien su trabajo y honrar sus compromisos.
“Hace poco dije en una entrevista, que en política a lo único que hoy le tengo temor es a incumplirle a mis electores. A que un día en la calle me digan, yo voté por ti y lo estás haciendo mal. A eso le tengo miedo”, enfatizó.
Recuerda que, durante su campaña para diputado, solía decirles a los votantes que les garantiza ser diferente, sin ser el peor ni el mejor. Su discurso de anticorrupción, su buen manejo al hablar y sus propuestas bien pensadas fueron determinantes para ganar su curul.
“Yo creo que la gente votó diferente. Lo que yo más le pondría peso es que había un sentir ciudadano, en todo el país, de que había que escoger caras nuevas, y tal vez yo era como la más visible y eso me dio mucho empuje”, explica.
Por otro lado, reconoce que en un inicio el trato de sus colegas parlamentarios fue un poco difícil por el prejuicio de su edad, catalogándolo de “chiquillo” y de un “niño” que creía que aún estaba en la escuela. Actualmente la historia es otra.
“Hoy en día, tanto para el país como para mis colegas, pese a que tengo diferencias enormes, con algunos, yo me he ganado mi espacio. Dios sabe que sí, tengo 25 años y puedo ser un chiquillo, pero se hacer mi trabajo. Este chiquillo tiene algo que aportar”, dijo.
Juan Diego, antes de ser diputado carecía de experiencia en cargos públicos y es el primero de su familia dedicado a la política.
“Fui abogado por poco tiempo porque estaba recién graduado y llevaba mis casos propios. Trabajé bajo servicios profesionales, muy eventualmente, para Transparencia Internacional, capítulo Panamá, donde hacía análisis e investigaciones”, relató.
Lo principal es ayudar a que Panamá avance
En cuanto a si desea ser presidente de Panamá algún día, reconoce que sí aceptaría la oportunidad, aunque por ahora su mayor aspiración es que el país sea mejor.
“Claro que yo quisiera ser presidente y lo haría bien, pero mi aspiración más importante es que el país avance, si es conmigo a la cabeza, Dios bendito, pero si es otro también lo entendería. Yo estoy concentrándome en armar equipos y en hacer organización comunitaria política para poder combatir las fuerzas corruptas que pretenden mantenerse en el poder”, indicó.
El joven diputado, haciendo eco de su lema de campaña: la buena política si es posible, desea que la gente sepa que es posible ser un político diferente y que hay espacio para las personas honestas.
Pero ¿qué es la buena política para Juan Diego? – preguntamos.
“Es primero entender que uno es empleado y jamás jefe. Creo que en todos lados piensan que cuando a uno lo escogen es lo máximo, pero a uno lo escogen para servir, nunca para ser jefe, ni Dios, ni principito. Es entender cuál es la posición del político en la vida durante el mandato y segundo la transparencia y rendición de cuentas como pilar principal. Además de mantener el contacto continuo y constante con la comunidad”, explicó.
Juan Diego, cree firmemente que su ejemplo servirá a que muchos jóvenes se sientan motivados a ocupar espacios políticos, pero sobre todo a que persigan sus ideales, independientemente de la meta.
Para ello sugiere tres pasos importantes: definir una meta, formación académica y por último, determinación en alcanzar los objetivos.
“Que nada te desaliente, te vas a equivocar, vas a caer y gente cercana te va a decir que es imposible que lo hagas, pero debes mantenerte en el camino, ser determinado y valiente. El esfuerzo, la preparación y la determinación pagan”, finalizó.
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