Pero de los US$1,8 mil millones invertidos en infraestructuras de energía limpia en 2023, las economías emergentes y en desarrollo recibieron menos del 15%.
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Siete de cada 10 personas de todo el mundo quieren que su país cambie lo antes posible a energías limpias para hacer frente a la crisis climática.
Así lo afirma el segundo Voto Popular por el Clima de las Naciones Unidas (ONU), que encuestó a más de 73 000 personas en 77 países y concluyó que el 85% de ellos apoya una transición rápida para abandonar los combustibles fósiles, incluida la mayoría de los 10 mayores productores de petróleo, gas y carbón del mundo.
Los resultados de la encuesta «revelan un nivel de consenso realmente asombroso», declaró Achim Steiner, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Steiner instó a los líderes y a los responsables políticos a tomar medidas, «especialmente a medida que los países desarrollan su próxima ronda de compromisos de acción climática».
Pero más allá de lograr una transición rápida. También tiene que ser equitativa. «Las políticas bien intencionadas y las acciones positivas para el clima (…) podrían exacerbar las desigualdades económicas existentes y dejar a la sociedad más fragmentada y polarizada, frenando en última instancia tanto el progreso medioambiental como el socioeconómico», advierte un nuevo informe del Foro Económico Mundial y Boston Consulting Group.
Teniendo en cuenta que los países menos adelantados suelen llevarse la peor parte de la crisis climática, sin sorprender que la mayoría de la población (89%) de estos países desee que se asuman compromisos más firmes para hacer frente a la crisis climática, siendo Etiopía, Tanzania y Benín, países del África subsahariana, los que registran el mayor nivel de apoyo, con un 97%.
La ansiedad por el clima ha aumentado para la mayoría (53%) de las personas de todo el mundo, al igual que el deseo de una transición rápida hacia energías limpias.
¿Están los países haciendo lo suficiente para afrontar la crisis climática?
Una cuarta parte de las personas afirma que su país está haciendo nada frente a los retos climáticos, siendo Haití el país que registra la mayor decepción (el 73% de los haitianos piensa que su país lo está haciendo muy o bastante mal).
Aunque la transición a las energías limpias es un elemento clave para abordar la crisis climática, la realidad es que más del 90% de la inversión en el sector se concentra en las economías avanzadas y en China.
De los US$1,8 mil millones invertidos en infraestructuras de energía limpia en 2023, las economías emergentes y en desarrollo recibieron menos del 15%, «a pesar de que representan el 65% de la población mundial y generan alrededor de un tercio del producto interior bruto (PIB) mundial», señala el informe del Foro Económico Mundial, Fostering Effective Energy Transition 2024.
¿Cómo podemos crear una transición equitativa?
Según el informe del Foro, la inversión en energías limpias en los países en desarrollo debe multiplicarse «por más de seis, pasando de los US$270.000 millones actuales a US$1,6 mil millones a principios de la década de 2030».
De acuerdo con la encuesta de la ONU sobre el clima, ocho de cada 10 personas estarían de acuerdo, y el 79% afirma que quiere que «los países ricos ofrezcan más apoyo a los países más pobres».
Pero la propia transición puede crear desigualdades. El desmantelamiento de las minas de carbón, por ejemplo, repercute en el empleo local, mientras que la adopción de vehículos eléctricos es en gran medida patrimonio de los hogares con mayores ingresos. Como señala el informe del Foro Acelerar una Transición Equitativa: Un Enfoque Basado en Datos (Accelerating an Equitable Transition: A Data-Driven Approach), «los esfuerzos de mitigación del cambio climático siguen beneficiando de forma desproporcionada a los segmentos más ricos de la sociedad».
Los distintos países se enfrentan a riesgos diferentes y, por tanto, requieren un enfoque diferenciado, afirma. El informe analiza los datos de cada país para determinar dónde están las brechas de equidad, con el fin de «generar estrategias informadas».
Lo que estos informes del Foro dejan claro es que, para evitar exacerbar las desigualdades existentes, las políticas climáticas deben ser integradoras y tener en cuenta las repercusiones socioeconómicas, garantizando que ningún país o comunidad se quede atrás en la lucha contra la crisis climática.
Fuente: World Economic Forum
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