Con la metodología adecuada y motivación personal, cualquier persona puede desarrollar habilidades en una segunda lengua.
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El dominio del inglés sigue siendo un desafío compartido para miles de personas en países como Costa Rica, Guatemala y Panamá, a pesar de los esfuerzos institucionales para fortalecer su enseñanza. La brecha entre los programas diseñados y su implementación real en las aulas, sumada a desigualdades de acceso, ha hecho que muchos ciudadanos enfrenten barreras para aprender este idioma, clave para su desarrollo profesional, académico y personal.
En Costa Rica, el Décimo Informe del Estado de la Educación 2025 reconoce que, si bien el país cuenta con programas técnicamente sólidos para la enseñanza del inglés, persisten serias dificultades en su ejecución. Entre ellas, la falta de docentes capacitados, escasez de materiales y acompañamiento pedagógico limitado. Como resultado, el inglés queda “atrapado en el papel”, especialmente en la educación primaria. El país se ubica en el puesto 38 de 113 en el EF English Proficiency Index 2023, con una clasificación de proficiencia moderada, por debajo de otros países de economías orientadas a los servicios globales.
En Guatemala, el informe Inglés para la inserción laboral (abril 2024) reveló que solo el 24,6% de los estudiantes del ciclo de enseñanza media diversificada accedieron al aprendizaje del idioma en 2023. La situación es más crítica en contextos rurales, donde la falta de docentes, materiales y acompañamiento adecuado limitan aún más el acceso a un aprendizaje efectivo.
En el caso de Panamá, según el EF English Proficiency Index 2024, el país obtuvo una puntuación de 488, lo que lo ubica en la categoría de bajo dominio del inglés y en la posición 72 de 113 países evaluados. Esta brecha limita su competitividad en sectores clave como el turismo, la logística y los servicios globales.
Con el 2026 a la vuelta de la esquina, muchos profesionales, estudiantes y emprendedores en la región están buscando formas prácticas y sostenibles de mejorar su nivel de inglés, no solo por exigencias del mercado laboral, sino también como un proyecto personal.
Frente a esta realidad, Adriana Castro, fundadora de Craving English, afirma que no se trata de talento natural, sino de enfoque y constancia:
“Todas las personas son capaces de aprender un segundo idioma si cambian su enfoque. No se trata de perfección, sino de constancia y sentido”.
Desde su experiencia acompañando a estudiantes en toda Centroamérica, Castro destaca la importancia de tener una motivación personal clara y hábitos realistas que hagan del inglés parte de la vida cotidiana. A través de su comunidad educativa, ha desarrollado un plan flexible con 10 hábitos concretos y personalizables para avanzar de forma sostenida durante el 2026:
10 hábitos prácticos para aprender inglés en 2026
1. Conecte con su “por qué” y su “para qué”. Pregúntese por qué quiere aprender inglés: ¿un ascenso? ¿estudiar fuera? ¿viajar con más confianza? Tener un propósito claro le dará enfoque y lo mantendrá constante, incluso cuando la motivación baje.
2. Establezca metas medibles y realistas. En lugar de “dominar el inglés”, comprométase con “30 minutos diarios durante tres meses” o “avanzar un subnivel por trimestre”. Lo importante es que sea alcanzable.
3. Haga un inventario de sus herramientas. Series, videos, podcasts, libros, música, clases… Revise qué tiene a su alcance, haga una lista visible y úsela con variedad cada semana.
4. Practique inmersión diaria con intención. No necesita estudiar por horas. Diez minutos al día, grabarse hablando o aprender una frase tienen más impacto si se hacen con constancia.
5. Tenga un “momento valiente” cada semana. Atrévase a hablar con alguien, ver una serie sin subtítulos o escribir un mensaje. Estos pasos fortalecen la confianza y reducen el miedo a equivocarse.
6. Integre el inglés en su rutina diaria. Escuche contenido en inglés mientras cocina, maneja o camina. El idioma debe convivir con su día a día, no solo ser una tarea académica.
7. Cree un calendario flexible (y active alarmas). Agende entre 15 y 30 minutos de práctica diaria. Use recordatorios, apps o calendarios visuales que lo mantengan en ritmo.
8. Revise y ajuste su calendario semanalmente. Evalúe qué funcionó y qué Si una meta fue demasiado ambiciosa, ajústela. Mantenga el ritmo sin agotarse.
9. Cree listas de vocabulario y dedique un día al repaso. Separe las palabras que entiende pero no usa de las que no conoce. Revise ambas semanalmente y practíquelas en frases.
10. Escriba un journaling semanal en inglés. Use unos minutos a la semana para escribir sobre su día, logros o aprendizajes. Este hábito fortalece vocabulario, gramática y conexión personal con el idioma.
Para Castro, el inglés es una herramienta de libertad y crecimiento. “Hablar inglés no es solo para quienes pueden pagar clases caras. Es un derecho para quienes quieren comunicarse con el mundo y abrirse oportunidades. Si usted tiene un motivo claro y lo convierte en hábito diario, el idioma deja de ser una barrera y se vuelve parte de su identidad.”
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