Estos hábitos simples pueden ayudarlo a desarrollar una rutina que le permita contribuir a proyectos audaces.
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A medida que establece su carrera, desea encontrar una forma de ser percibido como una persona confiable. Esto implica desarrollar hábitos que le permitan actuar de manera constante, siendo reconocido por cumplir con lo solicitado, a tiempo y con alta calidad.
La palabra “hábitos” se emplea intencionadamente. La consistencia no resulta sencilla si se debe decidir qué hacer en cada situación. En cambio, es necesario adoptar comportamientos automáticos que le permitan rendir de forma sostenida día tras día.
A continuación, se ofrecen algunas estrategias para cultivar los hábitos críticos que respaldan su consistencia:
TENER UNA RUTINA SÓLIDA
Uno de los factores más significativos que pueden obstaculizar la consistencia es la manera en que se organiza la vida en general. Ser consistente en el ámbito laboral implica llegar puntualmente y mantener una concentración efectiva a lo largo del día. Si de manera habitual se presenta tarde, se sentirá la constante necesidad de ponerse al día. Asimismo, si los niveles de energía descienden en momentos críticos, la productividad se verá afectada.
Tal vez lo más importante que puede hacer para desarrollar una mayor consistencia es dormir de manera regular. Aunque existen diferencias individuales en la cantidad de sueño necesaria, la mayoría requiere alrededor de ocho horas de descanso reparador cada noche. Por muy sencillo que parezca, es fundamental acostarse a una hora constante y evitar sustancias como la cafeína o el alcohol, que pueden alterar sus patrones de sueño.
El ejercicio regular también resulta beneficioso. El estado del cuerpo influye directamente en el estado mental; cuando el organismo funciona de manera óptima, la concentración mejora notablemente.
Un sueño reparador ofrece numerosos beneficios: ayuda a mantener niveles de energía estables, contribuye a la eliminación de toxinas en el cerebro –lo que favorece la salud a largo plazo– y permite conservar una adecuada resistencia emocional. Además, reduce el impacto persistente de aquellos eventos que generan emociones negativas.
Una rutina regular también favorece la puntualidad en el ámbito laboral. Al despertarse a la misma hora cada día, se facilita la planificación para estar listo a tiempo, lo cual es particularmente importante si se requiere desplazarse a una oficina.
LENTO Y CONSTANTE GANA LA CARRERA
La consistencia implica asegurar la realización de un trabajo de alta calidad de forma diaria. Dar lo mejor en el ámbito laboral requiere comprender el propio estilo de trabajo. Cada persona posee una cantidad óptima de esfuerzo que puede invertir sin comprometer la disposición para el día siguiente. Exceder esa capacidad en una jornada puede resultar en una disminución de la concentración al día siguiente, lo que se traduce en una considerable pérdida de tiempo.
Se recomienda estructurar la jornada laboral para encontrar un ritmo óptimo, similar al de un maratón, que permita trabajar de manera efectiva cada día. Evite esfuerzos intensos prolongados y colabore con su supervisor para priorizar las tareas, evitando así extensas jornadas que disminuyan la efectividad con el transcurso del tiempo. Además, iniciar proyectos a largo plazo con antelación evitará la presión de cumplir plazos que obliguen a trabajar hasta altas horas de la noche.
PRESTE ATENCIÓN A LOS COMENTARIOS NEGATIVOS
Con frecuencia, cuando algo en el ámbito laboral no resulta como se esperaba, se tiende a evitar reflexionar sobre ello. Repetir un error o fracaso resulta doloroso, ya que rememora sentimientos de culpa, vergüenza e insuficiencia, los cuales son físicamente incómodos de experimentar.
Sin embargo, en los errores y fracasos laborales reside información valiosa. Es posible que, en el momento del fallo, no se pueda profundizar en los detalles, pero tras algunos días (y noches de sueño) se podrá analizar con mayor claridad qué salió mal. Utilice esas experiencias para identificar áreas de mejora. En caso de dificultad para resolverlo de forma autónoma, consulte a su supervisor o a un mentor de confianza para obtener retroalimentación.
La consistencia demanda aprender de los errores; no se desea ser constante en la repetición de fallos. Cuanto mayor sea la práctica de realizar análisis postmortem, más sencillo será corregirlos en el futuro. Al reconocer los beneficios de modificar el comportamiento como resultado de los errores, se empezarán a identificar oportunidades en ellos, en lugar de enfocarse únicamente en sus consecuencias negativas. Esto puede disminuir el impacto de los sentimientos adversos asociados a los fracasos.
Fuente: Fast Company
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