15 diciembre, 2025

Sandra López, una psicóloga que siembra sanidad y esperanza

Amante de la mente humana, guía procesos terapéuticos que invitan a comprenderse, sanar y resignificar la propia historia.

Por Milagros Sánchez Pinell

La empatía, el interés por la ciencia y lo basado en evidencia, la objetividad, el don de servicio y la fe son los pilares que definen la práctica de la psicóloga dominicana Sandra López.

Desde esos fundamentos nace una manera de ejercer que describe como un acto de siembra, porque más que aportar siente que siembra motivación para el cambio y esperanza en que las circunstancias pueden transformarse.

“Además, regalo conocimientos que ayudan a mis pacientes a transitar la vida sin peso ni dolor innecesario, con la seguridad de encontrar en su propia voz interna las respuestas que necesitan, sin depender de nadie más”, añade.

Su práctica se desarrolla en el ámbito clínico, donde acompaña a niños, adolescentes y adultos desde Terapia Boutique y Actívame.

Complementa su labor con talleres, charlas y conferencias a nivel local e internacional con la intención de psico educar y ofrecer herramientas para el desarrollo integral del ser humano.

Destaca de forma especial su colaboración en La Peña, un club de mujeres dedicado a retiros de crecimiento personal que fortalece su misión y el sentido profundo de su trabajo.

Sandra estudió psicología con mención clínica en la Universidad Iberoamericana UNIBE. Realizó estudios de maestría en la Universidad de Salamanca, España, en trastornos de la comunicación con enfoque en neurociencias de la audición y el lenguaje.

Más adelante complementó su formación con un experto en gestión emocional, psicología positiva y mindfulness, y actualmente finaliza una maestría en psicología cognitivo conductual.

Cabe destacar que nuestra roaring 20 integra estos enfoques desde una visión que prioriza la evidencia científica y el acompañamiento ajustado a las necesidades particulares de cada persona.

“Vivimos en una era acelerada, hiperproductiva y sobrepsicopatologizada. Por eso estos enfoques —psicología positiva, mindfulness, gestión emocional y cognitivo conductual— nos invitan a volver al aquí y el ahora, a valorar lo que sí tenemos, a potenciar nuestras fortalezas, a regular su uso, a cuidar nuestros pensamientos y a conectar con nuestras emociones sin el sobreanálisis que muchas veces paraliza”, señala.

En su rol terapéutico genera confianza desde la autenticidad con la que asume su profesión, una disposición que considera esencial para iniciar cualquier proceso clínico.

Explica que la escucha activa guía cada encuentro y el paciente se convierte en el protagonista de su propia historia mientras ella procura un espacio seguro, cálido y libre de juicios que permite abrir conversaciones profundas y avanzar hacia el bienestar.

Reitera que su trabajo se sostiene en la evidencia científica y en el respeto profundo por la individualidad de cada persona, elementos que considera clave para la evolución terapéutica.

Sobre las herramientas que utiliza en sus sesiones, prefiere reservarlas y expresa con humor que un mago nunca revela sus trucos.

“Lo más importante es la implicación del paciente como autor y escritor de su propia historia de vida”, dice.

Lecciones que acompañan su camino

En tanto, menciona aprendizajes que guían su práctica como la resiliencia como fuerza poderosa, la vulnerabilidad como vía hacia la fortaleza, el cambio como constante, la posibilidad de bailar bajo la lluvia y el valor liberador del conocimiento.

También destaca la esperanza que siempre emerge en las crisis, la importancia de la historia personal, la sabiduría de los niños y el efecto sanador de las palabras.

Por otro lado, cuidar su propia salud mental se mantiene como una prioridad en su vida. Para ella, un buen psicólogo se sostiene en sus estudios y también en su propia terapia, experiencia que describe como sentarse del otro lado de la silla y recibir acompañamiento.

Añade que en profesiones de salud suelen presentarse picos de burnout, momentos de alto desgaste emocional que hacen esenciales las pausas activas y las rutinas de autocuidado.

El origen de una vocación

La infancia de Sandra estuvo marcada por experiencias familiares complejas que la llevaron a mirar la vida con madurez desde etapas tempranas.

Comenta que el dolor y el miedo acompañaron varias etapas de su vida y que con el tiempo descubrió que cada persona puede trascender su contexto cuando decide recorrer un camino de sanidad y resignificación.

La frase Tu sentido está escondido en tu dolor, plasmada en una tarjeta que en una ocasión le regalaron, encendió en ella la intuición de estudiar psicología para comprender la mente humana y acompañar a otros en el proceso de entenderse y de comprender la vida desde la sanidad.

“Hoy, miro atrás y sé que la vida transformó mi dolor en propósito y motivación”, subraya.

Su historia personal se complementa con la identidad que actualmente la define como psicóloga de profesión y speaker de vocación.

Es hija de dos personalidades distintas y hermana menor dentro de una familia amplia. Casada con un hombre a quien describe con un corazón gigante y vive la dulce espera de su primera hija, Sol.

Mantiene un vínculo profundo con su abuela Luz, a quien llama Nini y con su perrita Latte.

Además afirma que tiene a Dios como centro y guía de su vida y que cultiva un amor especial por los deportes y por los niños.

Su recorrido profesional inició en un preescolar mientras estudiaba su carrera de psicología y realizaba pasantías.

“Ahí me enamoré aún más de los niños, de su forma simple de pensar y sentir, su honestidad y su manera de estar presentes. Ellos sembraron en mí la capacidad de reír y disfrutar como niña y el entendimiento de que el niño de hoy será el adulto del mañana”, señala.

Con el tiempo ingresó al ámbito clínico en Terapia Boutique y Actívame, centros donde continúa ejerciendo.

Admite que cada historia que acompaña refuerza su vocación y le permite aprender de niños, adolescentes y adultos que atraviesan enfermedades, duelos, heridas de infancia, inseguridades, decisiones difíciles, rupturas amorosas, ansiedad, depresión y momentos de soledad emocional.

Fuera de la consulta encuentra su equilibrio en el tiempo compartido con su familia y amigos, su fórmula de felicidad y balance, y disfruta mantenerse activa a través del deporte.

“Y, aunque cueste admitirlo porque nos cuesta a todos hoy día, muchas veces disfruto simplemente estar sin hacer nada y estar en paz con eso”, dice.

Hoy la impulsa aportar un granito de arena para que las personas puedan sanar y relacionarse desde la integridad emocional, motivación que se fortalece al pensar en la niña que lleva en su vientre y en su deseo de que crezca en un mundo con niños felices y adultos más plenos.