Adolescentes que cursan el último año de colegio vivieron su formación entre clases virtuales y encierros; ahora deben definir su futuro profesional mientras enfrentan un panorama profesional distinto al de generaciones pasadas.
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Cerca de 50 000 estudiantes costarricenses de quinto y sexto año de colegio deberán elegir carrera este 2025, muchos de ellos nacidos entre 2008 y 2009: la primera generación pospandemia, que vivió la adolescencia marcada por clases virtuales, encierros y un sistema educativo en transición.
Expertos en educación y salud mental advierten que esta cohorte enfrenta una decisión más emocional y compleja que las generaciones anteriores, en medio de presiones familiares, sobreinformación y un entorno laboral bastante impactado por las nuevas demandas del mercado laboral.
“Con más información que nunca, pero también con más ansiedad, estos adolescentes deben tomar una decisión que parece definirlo todo: qué (y dónde) estudiar. Un paso que para muchos se ha convertido en una fuente de angustia y presión. Estos jóvenes de hoy, tienen más acceso a la tecnología y nuevas herramientas de trabajo/estudio, pero a la vez, menos claridad sobre su futuro”, explica Elisa Meza, orientadora vocacional de Universidades.cr.
Según especialistas en neuropsicología, el lóbulo prefrontal, encargado de planificar, tomar decisiones y controlar las emociones, no termina de desarrollarse hasta los 25 años. Eso significa que deben definir su futuro académico en una etapa donde la emoción pesa más que la razón, lo que explica la inseguridad, la indecisión y los frecuentes cambios de carrera que hoy se observan en los centros educativos del país.
“Estamos viendo una generación que toma decisiones importantes con una carga emocional enorme: presión familiar, expectativas propias y un mercado laboral incierto. Muchos llegan con ansiedad, episodios de pánico o tristeza persistente, y eso influye en su claridad para elegir. La orientación vocacional no puede desligarse de la salud mental; hoy más que nunca debemos acompañarlos con herramientas psicológicas y vocacionales para que identifiquen sus capacidades y tomen decisiones informadas en un ambiente seguro”, resaltó Fernando Mena, Director Académico de Psicología en la Ulatina.
Dudar sobre la elección de carrera, según los especialistas, no es un signo de inmadurez, sino una respuesta natural a un cerebro que sigue madurando y aprendiendo a decidir, lo clave acá es qué hacen los jóvenes frente a esta realidad y el rol de sus padres/encargados.
“Esto va más allá de decidir entre una carrera u otra, sino de entender quién soy, qué me mueve y cómo conecto eso con las opciones reales que existen. La ansiedad aparece cuando sentimos que tenemos que decidir sin entendernos primero. Por eso promovemos espacios donde el proceso sea acompañado, no impuesto”, agrega Meza.
Solo este año, Universidades.cr realizó 266 visitas a colegios en todo el país, impactando a más de 25 000 estudiantes con guías, charlas y competencias de exploración, sobre Orientación vocacional, como parte de sus esfuerzos presenciales y virtuales para impactar tanto a los jóvenes con su elección vocacional como al l desarrollo del país.
Los jóvenes de último año son especialmente vulnerables a la opinión de otros, y la búsqueda de aprobación puede nublar su criterio de elección, ante ello la orientadora comparte una lista de pasos prácticos, pero claves para quienes pasarán este año del cole a la universidad.
Para Elisa Meza, el proceso debe ser más humano y menos mecánico. Estas son sus principales recomendaciones:
1. Conocerse antes de decidir. Identificar intereses, valores y habilidades personales.
2. Buscar orientación profesional. La guía vocacional ayuda a reducir la ansiedad y a clarificar opciones.
3. Explorar sin miedo. Probar distintas áreas, conversar con profesionales y conocer las realidades del mercado laboral.
4. Hablar con la familia. La comunicación abierta, sin imposición, fomenta decisiones más conscientes.
5. Aceptar la posibilidad de cambio. Rectificar no es fracasar, es parte del crecimiento.
Los adolescentes costarricenses que hoy están por elegir carrera no solo enfrentan un reto académico, sino un proceso emocional profundo. Y el desafío apenas comienza: en 2026 y 2027, la generación Alfa ingresará al ciclo diversificado, trayendo consigo una relación más digital con el mundo, menos tolerancia a la frustración y una necesidad aún mayor de acompañamiento psicológico y vocacional.
“Las generaciones que vienen necesitarán más espacios para explorar y conectar con lo que realmente las motiva y las nuevas demandas del mercado; esto, a nivel de habilidades blandas y duras. Espacios como Plasma.cr ofrecen una oportunidad para hacerlo: permiten a los jóvenes descubrir sus afinidades, conocer distintas carreras y visualizar su futuro con mayor claridad. La orientación vocacional debe adaptarse a ellos, no al revés”, enfatizó la experta en orientación.
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