La relación entre los colorantes de alimentos y el TDAH: mitos y realidades

El déficit de atención ocurre a los niños, pero también los adultos pueden presentarlo.

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Para nadie es un secreto que los alimentos que se consumen actualmente en diferentes partes del mundo, contienen bastantes componentes artificiales como endulzantes, aditivos, edulcorantes, y colorantes artificiales.

De acuerdo con varios estudios, el consumo de este tipo de aditivos, podría tener relación directa con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH); ello, según un informe de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de California.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) indica que los aditivos colorantes son pigmentos, tintes u otras sustancias que se utilizan para realzar los colores naturales o dar color a alimentos.

En el caso de Estados Unidos, la FDA ha aprobado 27 colorantes alimentarios naturales, que provienen de plantas como la remolacha o la cúrcuma, y otros nueve que son artificiales, es decir, son fabricados químicamente, «por lo general a partir del petróleo«, afirman desde NatGeo.

Los colorantes rojos y amarillos generan preocupación, tal como explicó Joel Nigg, profesor de psiquiatría de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón y coautor de una investigación relacionada: “los tintes artificiales sólo se han estudiado en humanos como grupos de tintes juntos”.

A su turno, L. Eugene Arnold, profesor emérito de psiquiatría y salud conductual en la Universidad Estatal de Ohio y coautor de una investigación sobre cómo los colorantes alimentarios afectan al TDAH indicó que «sí sabemos que muchos alimentos que contienen aditivos colorantes se dirigen a los niños. De hecho, un estudio de 2016 descubrió que casi el 30 % de los productos de supermercado que se comercializan para niños contienen Rojo 40«.

La primera vez en la historia que se realizó un estudio relacionado con estos colorantes o tintes, fue en 1970, gracias al alergólogo pediátrico de California Benjamin Feingold, quien sostuvo que sería mejor eliminarlo de la dieta diaria de los niños.

Otra investigación da cuenta de un vínculo existente entre los colorantes y comportamientos como la hiperactividad, sin que el niño sea necesariamente diagnosticado con un trastorno de conducta como el TDAH.

El profesor Arnold sostiene que «uno de los estudios más amplios y de mayor calidad muestra que los colorantes alimentarios tienen un efecto adverso pequeño pero significativo en la cognición y el comportamiento de los niños, independientemente de que padezcan el TDAH”.

Así las cosas, si un niño o alguna persona está presentando TDAH, podría revisar con detenimiento los productos que está incluyendo en su alimentación, ya que ahí podría radicar el tema.

Fuente: Portafolio

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