Hábitos saludables para tener una vida feliz después de los 60

Sin embargo, para que esto suceda hay que realizar varios esfuerzos, tanto en lo económico, como en los hábitos que se tienen de vida, ya que las capacidades se reducen después de cierta edad y el cuerpo sin que se recupera tan fácilmente de los excesos. Expertos del blog Personal Branding, destacan que mantener la agudeza mental es complejo.

“Existe una línea clara entre mantener la agudeza mental a medida que envejecemos y sucumbir al deterioro cognitivo. Esa línea a menudo se reduce a nuestros hábitos diarios. Todos tenemos hábitos que algunas veces son poco beneficiosas para nuestra salud cognitiva”, explicaron.

Sobre cómo cuidar la salud para garantizar una vejez digna, estos analistas plantearon ocho hábitos que calificaron como saludables y que abarcan desde la actividad física, sin caer en vicios como el consumo de alcohol o tabaco. En su concepto, los sacrificios que se hagan durante la juventud, serán fundamentales para evitar problemas de salud en el futuro.

Una de las principales recomendaciones es evitar el sedentarismo, punto en el que sostienen que la actividad física regular, como caminar, nadar o practicar yoga, mejora la circulación sanguínea, refuerza los músculos y protege el cerebro del deterioro cognitivo, marcando una gran diferencia en la calidad de vida.

«Pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia: caminar en lugar de conducir distancias cortas, usar las escaleras en lugar del ascensor o simplemente levantarse y moverse cada hora si tienes un trabajo de escritorio”, explicaron.

El descanso es otro pilar fundamental para el bienestar en esta etapa, por lo que dormir entre siete y nueve horas por noche  ayuda a recargar energía, y también promueve una mejor memoria y concentración, ya que el sueño de calidad favorece la regeneración celular y reduce el estrés, factores cruciales para prevenir enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.

En tercer lugar hablaron de la alimentación balanceada, elemento que según ellos, juega un rol crucial para evitar complicaciones. Consumir frutas, verduras, proteínas magras, granos integrales y grasas saludables proporciona los nutrientes necesarios para mantener el cuerpo y el cerebro activos.

Al mismo tiempo, es importante limitar el consumo de alimentos procesados y azúcares añadidos, ya que estos están asociados a problemas como la diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas, que suelen agravarse con la edad.

“El alcohol puede tener efectos neurotóxicos en el cerebro, causando daño cerebral y acelerando el deterioro cognitivo. Los grandes bebedores a menudo tengan problemas de memoria y un mayor riesgo de demencia. La moderación es clave cuando se trata de estos productos”, informaron.

Entre las recomendaciones, desde Personal Branding también indicaron que el manejo del estrés es otro aspecto esencial y que las personas mayores de 60 años pueden beneficiarse enormemente de prácticas como la meditación, el mindfulness o simplemente disfrutar de momentos tranquilos en la naturaleza.

Así las cosas, explicaron que el estrés crónico afecta la salud mental y física, acelerando el envejecimiento y aumentando el riesgo de enfermedades y debido a ello, incorporar técnicas de relajación en la rutina diaria puede mejorar significativamente la calidad de vida.

“Al igual que nuestros cuerpos, nuestros cerebros también necesitan ejercicio regular. Participar en actividades mentalmente estimulantes, como leer, resolver acertijos o aprender un nuevo idioma o habilidad, ayuda a mantener nuestras mentes activas y agudas. Si te encuentras en una rutina similar, es hora de un cambio. Empieza a desafiar tu cerebro de formas nuevas y emocionantes”, manifestaron.

Por último, además sugirieron que mantener una vida social activa es clave para el bienestar emocional debido a que las conexiones con amigos y familiares  aportan alegría y apoyo,que también son fundamentales para mantener la mente activa y la interacción social estimula el cerebro y previene el aislamiento, un factor de riesgo para la depresión y el deterioro cognitivo.