• 3 abril, 2025

34 años ajustando las velas

34 años ajustando las velas

Por Karla Icaza, Vicepresidenta Ejecutiva de Gobierno Corporativo de Grupo Promerica.

Mi esposo y yo celebramos 34 años de casados. Fuimos a cenar a un restaurante que me gusta mucho porque tiene una vista espectacular. Estaba bastante lleno, la mayoría parejas, salvo un par de mesas con grupos grandes que de repente se ponían muy ruidosos. En la mesa a la par nuestra estaba una pareja de setentones que nos llamó la atención pues estaban conversando muy amenos. Cuando ya estábamos pagando la cuenta, el mesero se acercó a la mesa de ellos a llevarles algo y mi esposo hizo un comentario jocoso que captó la atención de la pareja y se rieron. Ya estábamos por levantarnos cuando la señora nos metió plática, nos hizo un par de preguntas y nos dijeron que juntáramos nuestra mesa con la de ellos para seguir platicando. Como nosotros andábamos sin agenda nos quedamos un rato más con ellos. Platicamos de un montón de cosas. Nos contaron que tenían 54 años de casados, tres hijos y varios nietos. La señora pidió al mesero que nos tomara una foto. Terminamos intercambiando números de teléfono con la promesa de volver a vernos – bueno ella nos dijo que próximamente nos invitaría a su casa.

Al regreso veníamos comentando lo gratificante que había sido poder compartir nuestra fe con unos extraños. La verdad es que siempre me conmueve ver matrimonios de edad avanzada que siguen juntos disfrutándose como cuando eran jóvenes.

Karla Icaza, Vicepresidenta Ejecutiva de Gobierno Corporativo de Grupo Promerica.

Sufrí en carne propia las consecuencias del divorcio de mis padres entonces cuando me casé lo hice convencida de que sería para toda la vida. Me casé decidida a ser intencional para que nuestro matrimonio funcionara, pero es más fácil decirlo que hacerlo; a los cuatro años y medio de casados casi nos “bajamos del barco”.

Nuestro matrimonio ha sido un viaje fascinante. Hemos tenido momentos de aguas calmas y cristalinas, pero también hemos atravesado “tormentas perfectas”. Ha habido etapas más duras que otras, pero hemos perseverado. Cuando estaba en quimioterapia me comunicaba frecuentemente con una amiga que estaba pasando por lo mismo, pero iba unas semanas adelante que yo. Me ayudaba mucho hablar con ella porque de alguna manera me reforzaba que, así como ella, yo saldría adelante. Un día me dijo: “que lindo que tu esposo es tan amoroso con vos. En mi caso, ha habido momentos que he tenido que pedirle un abrazo al mío”. Me conmovió profundamente su tristeza y le agradecí a Dios por mi esposo y por el inmenso amor y apoyo que me venía demostrando en un momento tan difícil para mí, para él y para nuestros hijos.

Si tuviera que enumerar solo tres cosas que han hecho que lleguemos a los 34 años juntos diría que son estas:

  1. “Invitamos a Dios a este barco que le llamamos matrimonio”. Sin su presencia y ayuda nos hubiéramos bajado hace años.
  2. Decidimos ser intencionales y trabajar en nuestra relación. Aun cuando nuestros hijos estaban pequeños y requerían de tiempo y dedicación de parte nuestra, apartamos espacios para pasar tiempo solos y conversar de cualquier cosa, más allá de las necesidades de la casa y de los hijos.
  3. Tomamos muy en serio lo que nos dijeron cuando nos casamos; en la salud y en la enfermedad, en la abundancia y en la escasez, en otras palabras, en las buenas y en las malas, hemos perseverado.

Mientras escribía esta columna, recordé una frase en un velero de piedra de nuestro hijo Andrés: «we cannot direct the wind, but we can adjust our sails«, de Bertha Calloway. En la vida, no podemos controlar los vientos, pero siempre podemos ajustar las velas. Mi esposo y yo hemos tenido que ajustar las velas muchas veces y continuaremos haciéndolo, ya que los frutos de perseverar y seguir amando, a pesar de las dificultades, son invaluables.

Etiquetas: Columna / conecta2 / Karla Icaza / matrimonio

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