Su misión es generar impacto positivo en la sociedad a través de la innovación.
Por Milagros Sánchez Pinell
En un momento crucial para la inteligencia artificial (IA), Valeria Soler, Embajadora de Women in AI en Colombia, se destaca como una líder que busca redefinir el papel de las mujeres en la tecnología.
Se describe a sí misma como una persona guiada por las «3C’s»: creatividad, coraje y conexión. Valores que definen quién es y cuál es su enfoque en cada proyecto.
La joven experta, explica que la conexión la practica a través de la meditación diaria y al aprender de las personas que conoce, conectándolas con oportunidades relevantes.
La creatividad, en cambio, se refleja en su amor por la música, su capacidad para resolver problemas de manera innovadora y su expresión artística. Por último, el coraje lo demuestra al afrontar riesgos en el amor, al probar cosas nuevas y, sobre todo, al expresar su verdad, incluso en situaciones incómodas.
En 2024, tres eventos marcaron un antes y un después en su carrera: el encuentro global AI for Good en Ginebra, Suiza; la organización de la Cumbre Nacional y Ministerial de IA en Cartagena; y una reunión histórica con líderes globales de inteligencia artificial, en la que participó el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
De esas actividades surgió la posibilidad de abrir el capítulo de Women in AI Colombia, una comunidad vibrante y colaborativa que, según su embajadora, proyecta un gran impacto en las mujeres del país. Además, estas experiencias le permitieron ser reconocida como Young AI Leader, crear un Hub de AI for Good en Bogotá junto con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), y conectar con líderes globales de inteligencia artificial.
Embajadora y asesora
Cabe mencionar que Women in AI es una organización sin fines de lucro fundada en 2016 en París, que promueve una inteligencia artificial inclusiva y ética. Con más de 8000 miembros en 140 países, empodera a mujeres y minorías mediante programas de mentoría, educación, investigación y eventos.
Como embajadora en Colombia, lidera la construcción de redes de apoyo entre mujeres y organizaciones, además de colaborar en el diseño de una maestría y un centro de investigación en IA, posicionando al país como líder regional. Paralelamente, impulsa proyectos globales como AI for Good.
Señaló que sus principales retos son la gestión del tiempo y la energía. Sin embargo, destacó como grandes oportunidades conocer a mujeres extraordinarias y crear espacios que impulsen el liderazgo e ingenio femenino en tecnología.
Por otro lado, además de su labor en Women in AI, desempeña el rol de asesora en el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia. Ambos cargos están profundamente vinculados, ya que su experiencia en el ministerio la inspiró a liderar Women in AI y le permite construir conexiones y generar ideas para proyectos en conjunto.
Valeria aclara que su legado o propósito está guiado por una pregunta esencial: ¿Cómo podemos crear el contexto de posibilidades para resolver los desafíos más críticos de nuestra era?
Es decir, ir de las palabras a la acción. En el contexto donde la tecnología está transformando radicalmente nuestra existencia, propone acciones como fomentar el diálogo global e intergeneracional, acelerar los ecosistemas de innovación y generar modelos de gobernanza eficientes, relevantes y éticos. Así como revisar el paradigma de la educación para actualizarlo a los axiomas necesarios de la sociedad de hoy con una preocupación grande por la inclusión de todos los actores.
“Mi compromiso es trabajar en la intersección entre tecnología y sociedad, asegurándome de que la innovación sirva como herramienta para potenciar nuestro desarrollo como especie”, indica.
Una formación académica multidisciplinaria
Nuestra roaring 20 siempre sintió una inclinación científica fuerte, pero eligió estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Los Andes, donde enfocó su formación en analizar temas complejos como la relación entre la guerra y los procesos de paz en Colombia.
Además, complementó su formación con un minor en Diseño, ampliando sus herramientas para crear soluciones innovadoras en el ámbito público.
Su interés por la tecnología y la inteligencia artificial tiene raíces profundas. Desde niña, su fascinación por la película Matrix, la cual vio más de diez veces, le hizo reflexionar sobre los desarrollos tecnológicos desde una perspectiva filosófica y trascendental para la condición humana.
Esta curiosidad la llevó a adentrarse en casos como Cambridge Analytica y las ideas de Weapons of Math Destruction de Cathy O’Neil, donde descubrió que la tecnología y los datos serían fuerzas transformadoras para el futuro.
Explica que su formación en Ciencias Sociales y Diseño transformó radicalmente su perspectiva sobre la tecnología. En su primer semestre de Ciencia Política, la profesora Angelika Rettberg le enseñó que esta disciplina es, en esencia, el estudio del poder y que su labor consiste en contar verdades al poder.
En consecuencia, este concepto la llevó a analizar cómo plataformas como TikTok, Instagram e incluso la inteligencia artificial ejercen un nivel de influencia mucho más íntimo y poderoso que cualquier líder político al integrarse en la vida cotidiana de las personas.
En cambio, el diseño le ayudó a comprender la naturaleza humana, incluso más que la ciencia política porque le hizo comprender el valor de la simpleza. Es decir, de que entre más claro, minimalista, ameno y bien diseñado esté todo, sus probabilidades de apropiación son mucho mejores.
De igual manera, le enseñó que, en la comunicación, el significado viene tanto de las palabras como de los símbolos y los códigos visuales.
“El diseño es la forma y la ciencia política es el fondo. El diálogo entre estos dos puede ser profundamente transformador en las soluciones que proponemos para nuestras comunidades”, subraya.
Otro pilar en su camino profesional fue la guía de Cristina Vélez, cofundadora de La Silla Vacía y la ONG Linterna Verde. Su clase sobre redes sociales, opinión pública y desinformación en períodos electorales marcó un punto de inflexión en su vida, consolidando su pasión por la tecnología como herramienta de transformación social.
Experiencias y aprendizajes globales
Valeria Soler nació en Bogotá, Colombia, el 3 de septiembre de 1999, como una sorpresa que terminó marcando la vida de sus jóvenes padres. Tiene una hermana cantante que llena su vida de música y una perrita Shiba Inu llamada Gucci que le aporta alegría y compañía.
De los más de 30 países que conoce, ha vivido en Estados Unidos, Francia y Dinamarca. Además, domina el inglés, español, francés y alemán. También se ha embarcado a aprender árabe.
Su trayectoria ha sido diversa y enriquecedora. Recuerda que, a los 17 años, comenzó su carrera trabajando en la agencia de viajes británica The Colombian Way, donde desarrolló nuevas oportunidades de negocio. Más adelante, formó parte del startup de diseño Creatura.
“Ahí diseñamos un juego de mesa infantil para educar a los niños sobre la migración y mitigar la xenofobia, financiado por la OIT y USAID”, recuerda.
Se formó como facilitadora de diálogos en World in Conversation, un programa de la Universidad de Penn State. Su experiencia además incluye roles en relaciones públicas para la Universidad ECCI en su natal Colombia.
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