25 noviembre, 2024

Michelle Echeverría: la triatleta que rompe barreras

La joven nacida en Guatemala lleva 12 años dedicada al deporte como atleta y entrenadora.

Por Milagros Sánchez Pinell

Con dos récords mundiales en su haber, Michelle Echeverría se ha convertido en un símbolo del triatlón en Latinoamérica al ser la primera mujer en la región en completar un Ultraman Non Stop y un Deca Ironman.

Cabe destacar que el Ultraman Non Stop es un reto que incluye 10 kilómetros de natación, 420 kilómetros de ciclismo y 84 kilómetros de carrera. En cambio, el Deca Ironman es un desafío titánico que exige un esfuerzo físico y mental extraordinario, consistiendo en completar diez veces la distancia de un Ironman estándar.

Esto significa que, en total, los atletas deben nadar 38 kilómetros, pedalear 1800 kilómetros y correr 422 kilómetros, todo en un solo evento, convirtiéndose en una prueba de resistencia extrema que pone a prueba tanto el cuerpo como la mente de los participantes.

La atleta, quien vive entre Guatemala y México, es una joven 100% comprometida con el deporte. Posee dos certificaciones: una como entrenadora de triatlón, certificada por la marca Trisutto, y otra en nutrición deportiva. Además, se graduó en Mercadotecnia en The University of Texas at Arlington (UTA) en Texas.

Hoy en día, nuestra roaring 20 acumula 47 Ironmans y, desde hace casi ocho años, lidera como entrenadora a Red Zion, un equipo conformado por atletas a quienes inspira con su ejemplo. Esto ha sido uno de los mayores retos de su vida, pero también uno de los más gratificantes.

Hay que notar que la historia de Michelle es un verdadero testimonio de dedicación y pasión. Desde que comenzó su viaje en el deporte, entre los 17 y 18 años, ha vivido experiencias que ella misma califica de «divertidas y extravagantes». Su trayectoria inspira a quienes la rodean y resalta la importancia de perseguir los sueños con perseverancia y entusiasmo.

¿Cómo es Michelle?

Soy una persona muy extrovertida, pero disfruto pasar tiempo conmigo misma. Me gustan los espacios tranquilos y trato de mantener mi vida en equilibrio. Soy tranquila, pasiva y relajada. Busco controlar las cosas para evitar el desbalance, aunque casi nunca llego a ese punto. Prefiero fluir y evitar involucrarme en situaciones que estén más allá de lo que puedo manejar. También me gusta el arte, disfruto de la pintura y la música, y tengo una gran pasión por los animales y la naturaleza.

¿Recuerda cómo fue su primer encuentro con el triatlón?

Crecí con mi papá, que es triatleta. Desde pequeña, siempre tuve conocimiento de ese deporte, pero nunca fue algo que nos inculcara. Cuando me mudé a Estados Unidos a estudiar mi carrera, me di cuenta de que tenía la libertad de nadar, andar en bicicleta y correr. Así que empecé a entrenar de manera individual y comencé a descubrir que era fácil combinar las tres disciplinas. Mi papá siempre fue un ejemplo a seguir y quería alcanzar las metas que él había logrado.

¿En sus inicios se visualizó llegar lejos como atleta?

Nunca pensé llegar tan lejos. Mi inicio en el deporte fue complicado; vivía sola, estudiaba y trabajaba, lo que me llevó a desarrollar síntomas de anorexia hasta convertirme en anoréxica. En ese momento, el deporte se me prohibió para entender la relación entre la comida y el ejercicio. A pesar de los desafíos, mi amor por el deporte me impulsó a buscar la superación. Me certifiqué como entrenadora de triatlón y nutricionista, lo que me ayudó a comprender mejor mis necesidades. Aunque mi carrera es en Mercadotecnia, decidí dejarla para dedicarme por completo a ser entrenadora. Mi viaje ha sido una lucha, pero me ha llevado a encontrar mi verdadera pasión.

¿Qué valores le ha enseñado el deporte?

La disciplina, que es fundamental para alcanzar cualquier objetivo; la lealtad hacia mí misma y hacia los demás, que me ha hecho más compasiva; y una profunda pasión por las historias de las personas y sus logros. Además, he aprendido a ser honesta conmigo misma: si me comprometo a hacer algo, debo cumplirlo. Así que puedo mencionar que los valores más importantes que me ha enseñado son: disciplina, pasión, lealtad, compromiso, honestidad y compasión.

¿Qué la motiva a seguir compitiendo y desafiándose?

Me motiva ser la primera en algo. Esa curiosidad me intriga y me impulsa a descubrir cómo se puede lograr. Me gustan los juegos mentales, las estrategias y el proceso de explorar mis capacidades físicas. Como soy mi propia entrenadora, me divierte buscar métodos y formatos de entrenamiento para alcanzar mis metas, y hasta ahora he tenido mucho éxito.

¿Cómo ha influido su relación con la familia en el deporte y en la búsqueda de sus sueños y metas?

Mi relación con mi familia ha sido muy pasiva, pero creo que lo han hecho intencionalmente, respetando mi independencia. Nunca me han limitado ni me han dicho qué hacer. Mi papá ha sido un gran apoyo en las carreras, mientras que mi mamá y mi hermanita me han acompañado en mis entrenamientos. Mi hermano también ha corrido conmigo en ocasiones. Su amor y apoyo se reflejan en la libertad que me brindan para seguir mis sueños. Me aceptan tal como soy y siempre tratan de ayudarme en lo que pueden.

¿Cuánto tiempo entrena?

Trato de ser activa todos los días. Tengo una regla de oro que aplico para mí y comparto con mi equipo: dedicamos 30 minutos al día para caminar, hacer ejercicios funcionales en casa o participar en actividades más intensas como ir al gimnasio, andar en bicicleta o correr. Sin embargo, a veces siento que 30 minutos son insuficientes, así que entreno entre una hora y una hora y media, dependiendo de lo que esté haciendo. En mi faceta de entrenamiento, realizo dos sesiones al día, cada una de una hora a hora y media, para abarcar más volumen. En total, puedo entrenar entre dos y cuatro horas diarias. Los fines de semana, la duración puede variar mucho más, llegando a entrenar entre 10 y 14 horas, aunque eso es extremo cuando estoy cerca de una competencia.

¿Como mujer qué siente con sus dos récords?

Me siento orgullosa de ser mujer y contar con el apoyo de otras mujeres en este camino. Es gratificante abrir brechas y demostrar que sí se puede. Aunque ser pionera conlleva presión, me divierte enfrentar nuevos retos. Admiro a otras mujeres en diversas culturas y deportes, y creo que, si yo puedo lograrlo, otras también lo harán. En Guatemala, hay chicas que han hecho cosas impresionantes en el deporte, y me siento afortunada de haber tenido la oportunidad de incursionar en el triatlón.

¿Qué hace para relajarse?

Casi siempre estoy tranquila, y cuando surge algo de estrés, el deporte nunca es la solución. Hay momentos en los que simplemente decido descansar porque es un tiempo sagrado. Si un día elijo dejar el entrenamiento a un lado, lo acepto con calma y aprovecho ese tiempo para disfrutar de mi soledad. Tengo una perrita de servicio que es muy conocida porque la llevo a todos lados. Ella me brinda una gran tranquilidad, y es maravilloso cómo encuentro paz al estar con ella. Me gusta alejarme de las redes sociales e Internet, y siempre busco momentos para leer. Suelo retirarme un poco durante uno o tres días, y cuando regreso, traigo mucha energía.

¿Cuáles son sus próximas competencias?

Inicialmente pensé en retirarme después del Deca Ironman, pero al competir me di cuenta de que aún quiero alcanzar mis 50 Ironmans. Ahorita llevo 47, es decir que solo me faltan tres. Ahora tengo la oportunidad de participar en un Ironman en Patagonia, un reto emocionante por el frío. También tengo en mente una competencia en Lanzarote, conocida por ser una de las más difíciles del mundo, y otra en Cozumel. Después de eso, mi objetivo es regresar a la montaña, ya que antes hacía ultratrail running, una actividad que realmente disfruto.