Es un artista multifacético que ha explorado las artes plásticas, la pintura, el diseño gráfico y la fotografía, aunque es en las miniaturas donde despliega su dominio del color, la historia y la escala.
Por Milagros Sánchez Pinell
Se considera un miniaturista creativo porque sus piezas son únicas, artesanales y diseñadas en función del tipo de batalla que busca representar con precisión.
Desde muy joven sintió interés por las miniaturas. Primero fueron los modelos de aviones y después se dedicó más a las figuras y dioramas (escenas miniaturas), que ahora son parte de su colección.
En 2014 creó Miniature Service Zone, un servicio de modelismo por encargo y venta a través de una página en Facebook. A partir de entonces, ha diseñado y entregado más de 1100 piezas únicas en una amplia variedad de estilos, escalas y temáticas.
Explica que le apasiona recrear escenas históricas, muchas veces inspiradas en pinturas o fotografías mundialmente reconocidas, representando El miliciano, Escape de Berlín, Iwo Jima y otras situaciones dramáticas del campo de batalla.
“También he hecho dioramas de lo que se llama Last Stand, es decir la última defensa, cuando los soldados saben que es su final pero jamás se rendirán y defenderán su bandera”, detalla.
Una de sus obras más complejas fue la del paracaidista de la 101st en Normandía, en el Día D. En ella, el paracaídas aparece completamente desplegado sobre el suelo, un reto que ha despertado la admiración de otros modelistas.
“Un modelo que me ha sido bastante difícil de realizar porque el paracaídas tenía que estar abierto en tierra. Muchos modelistas me han preguntado cómo pude realizarlo”, añade.
En sus piezas hay detalles que desafían la lógica del equilibrio, como un soldado cayendo con el fusil en el aire, otro con una sola pierna sobre alambre de púas, un caballo sostenido sobre una sola pata o paracaidistas suspendidos.
Señala que sus figuras suelen partir de cuerpos de historex o multipose, que transforma con precisión quirúrgica. Las adapta a la posición deseada, modifica brazos y piernas, y luego los recubre con masilla para modelar el uniforme y los accesorios.
Además, utiliza distintos materiales como cartulina, plástico y metal para los detalles. En otras ocasiones crea toda la figura desde cero, modelando sobre una base de alambre.
Aunque su ejecución es admirable, su impulso nace de algo más profundo como es la historia. El modelismo para él es una manera de recordar aquello que nunca debe dejarse en el olvido.
“La miniatura me viene por la pasión por la historia y los conflictos bélicos mundiales. Las guerras son eventos terribles, pero lamentablemente sucedieron, y el hecho de recrear un momento bélico en miniatura es una forma de mostrar lo horrible que son”, afirma.
Algunas de sus obras han sido reconocidas por familiares de veteranos que vivieron esas batallas.
“Con la miniatura del paracaidista aterrizando en Normandía me parece que estoy haciendo un homenaje a los veteranos que sufrieron en ese conflicto y he recibido agradecimiento por algunos de sus nietos”, comenta.
Admite que ha buscado aprender de grandes maestros del modelismo histórico. Entre sus principales influencias menciona a Sheperd Paine, Raúl García Latorre, Bill Ottinger, Ivo Preda y, sobre todo, Bill Horan.
Durante su trayectoria en modelismo también recibió múltiples reconocimientos por su trabajo como trofeos y medallas, tanto en concursos nacionales como internacionales y tres premios Best of Show en Venezuela.
Ha participado de forma destacada, obteniendo primeros lugares, en certámenes celebrados en Inglaterra y en competencias del IPMS/USA (International Plastic Modellers’ Society), incluso sin estar presente físicamente.
Es miembro activo del IPMS Venezuela y del Club de Modelismo 2000, que este año celebró tres décadas de existencia con un concurso nacional.
De igual manera, comenta que ha difundido su experiencia a través de artículos publicados en medios especializados como Planet Figures, Realistic Diorama Creators, WW2 Diorama Art, Small Subjects, Historex Group Build, Uniforms Regulations, SCALE MODEL REGIA AERONAUTICA y otros espacios que valoran el rigor histórico y el detalle artístico.
Además de su trabajo en miniaturas, ha compartido otras facetas de su arte en redes sociales, especialmente en sus páginas de Facebook, ART BY ME, CLEAR ART y Artesanía Artística Marina, donde expone pinturas, obras en acrílico y piezas con temáticas marítimas.
Una vida entre el arte y la naturaleza
Adriano Costa nació en Milán, Italia, durante la Segunda Guerra Mundial. Perdió a su padre cuando tenía cinco años y creció junto a su madre y su hermano mayor, en un hogar donde el arte estaba presente en cada rincón.
“Vengo de una familia donde todos son artistas de una manera u otra”, destaca.
Su madre pintaba, su hermano también dibujaba y su primo, Piero Costa, se convirtió en un pintor reconocido. Incluso los hijos de su primo destacaron en otras áreas creativas, uno como genio en informática y el otro como músico.
Desde joven narra que demostró una gran facilidad para el dibujo y su madre, al notar ese talento, decidió inscribirlo en una academia de arte donde luego empezó a trabajar en un estudio publicitario.
En 1960 se mudó a Venezuela junto a ella, donde ya residía su hermano, con la intención de comenzar una nueva etapa.
“Nos vinimos a Venezuela porque aquí ya se encontraba viviendo mi hermano y nos quedamos definitivamente para empezar una diferente experiencia de vida”, aclara.
Su carrera profesional en ese país comenzó en la agencia J. Walter Thompson, donde entró como dibujante. Con el tiempo, ascendió a Director de Arte y posteriormente a Director General Creativo.
En 1973 decidió independizarse, primero trabajando bajo el sello CREA 80 y más adelante fundando la agencia Novarte Publicidad, la cual ha tenido poca actividad últimamente.
“Eso quiere decir que me estoy dedicando más al modelismo por encargo ya que me queda más tiempo libre”, admite.
En lo personal, se describe como vegetariano por convicción ética y de salud, y profundamente amante de la naturaleza. Vive en Caracas, en un apartamento con jardín y terraza, donde disfruta encargarse de las labores de jardinería y mantenimiento del hogar.
“Soy amante de la naturaleza y gracias a que vivo en Caracas tengo hasta un árbol de mango”, destaca.
Comparte su vida con su esposa Alicia, originaria de Perú y retirada como directora creativa en publicidad, así como con tres gatas muy queridas que los acompañan y los mantienen ocupados con sus cuidados.
Su pasatiempo principal son las miniaturas, seguido por el fútbol y el tiro con arco olímpico, disciplina que practicó y en la que compitió durante unos 13 años, y que aún continúa entrenando desde casa.
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