31 octubre, 2024

Inspiración y creatividad: la esencia de Roberto Rivera

Sus pinturas y esculturas se han expuesto en galerías de arte a nivel internacional y también forman parte de colecciones privadas muy importantes.

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Por Milagros Sánchez Pinell

Roberto Rivera es un artista salvadoreño, cuya obra se caracteriza por una profunda exploración de la abstracción y una constante búsqueda de colores, formas y sombras.

Su estilo dinámico lo cultiva desde hace 18 años con dedicación y trabajo, convirtiéndose en una figura reconocida en el ámbito del arte contemporáneo en la región.

Nació en 1986 en Santa Ana, El Salvador, y es el cuarto de cinco hermanos en una familia unida y comprometida. A sus 37 años, es un padre y esposo presente, y se siente motivado por el deseo de ser un orgullo para su familia.

Su dedicación al arte es total, convirtiéndolo en el eje central de su vida y su principal enfoque hacia el futuro. Se define como un artista comprometido que canaliza su energía y pasión en cada creación.

“Soy un artista que dedica su vida a su trabajo y a seguir creando sin parar. Un artista que tiene una energía y una manera de llevar todo de la mano, y que, además, vive para su trabajo y sus creaciones”, expresa.

Rivera, inició su carrera como pintor y escultor en la administración de una galería de arte en El Salvador, donde tuvo la oportunidad de sumergirse en la obra de destacados artistas latinoamericanos. Esta experiencia despertó su deseo de experimentar de manera autodidacta con diversas técnicas y materiales, lo que lo llevó a forjar su propio camino en el arte.

Sin embargo, desde niño se distinguió por la creatividad en sus proyectos escolares, tanto así que decidió estudiar Arquitectura, aunque finalmente decidió tomar otro rumbo dentro de las artes plásticas.

“Sentí que era innecesario completar más tiempo en mi preparación. Así que preferí buscar y hacer mi camino como pintor y posteriormente escultor”, aclaró.

Durante su trayectoria, Rivera ha enfrentado el desafío de consolidar un estilo único que lo distinga. Este proceso ha sido posible gracias a su constancia y compromiso, y se manifiesta en su metódico proceso creativo.

«Mi mayor desafío fue formar y consolidar un estilo único y propio, como un sello que me marcaría como artista a lo largo de los años. Es precisamente la constancia en mi estilo y en la forma de llevar mi trabajo a una mayor escala”, expresó.

Su proceso creativo comienza con bocetos que digitaliza para explorar las formas en tres dimensiones, asegurándose de que cada pieza interactúe adecuadamente con su entorno antes de llevarla a la realidad y convertirlas en una auténtica pieza de arte.

En su trabajo, utiliza acrílico sobre tela para sus pinturas, y opta por la madera en esculturas de interior, mientras que para las de exterior prefiere el metal o acero inoxidable.

“Ya tenemos una fórmula que nos ha funcionado con mi equipo de trabajo el cual lo hemos llevado a la calidad que siempre hemos querido llevar”, aclara.

Mariposas y caballos

Los temas recurrentes en su obra incluyen pinturas abstractas y esculturas geométricas, con una reciente exploración de nuevas piezas inspiradas en mariposas y caballos.

“Las pinturas abstractas son parte del portafolio. En cambio, lo geométrico en las esculturas lo hemos venido trabajando todos estos años. Ahora las mariposas y caballos son parte de las nuevas piezas que se han trabajado para los coleccionistas”, dijo.

Explica que su trabajo se ha visto influenciado por muchos artistas y maestros del arte latinoamericano, por la forma en cómo se trabaja el arte en la actualidad y en cómo se mueve el mercado y el mundo del arte.

Entre los artistas que más admira está Manolo Valdes, reconocido artista español nacido en 1942 en Valencia. Conocido por su trabajo en pintura, escultura e instalaciones, las cuales fusionan elementos de la tradición artística con influencias contemporáneas.

“Admiro a muchos, pero particularmente a Manolo Valdes porque es un artista que tiene una gran capacidad de producción y su habilidad para crear es ilimitada”, manifestó.

Aunque enfrenta bloqueos creativos, ha aprendido a manejarlos, reconociendo que la inspiración regresa con el tiempo.

“Tengo varios bloqueos creativos a lo largo del año por muchos factores, ya sea por la presión, el clima o algún factor ajeno que esté influyendo en mi proceso creativo. Sin embargo, se logra sobrepasar con el tiempo y en cómo transcurren los días”, indicó.

Por otro lado, para Rivera, el arte, más que una profesión, es una forma de vida que transforma su día a día en una fuente de inspiración.

Ha participado en más de 20 exposiciones en su país y en el extranjero, en lugares como Panamá, México y Estados Unidos. A pesar de conservar su primera pintura como un tesoro personal, la mayoría de sus obras encuentra nuevos hogares en manos de coleccionistas.

Para potenciar su creatividad, Rivera se enfoca en mantener su mente clara y en observar su entorno, buscando convertir cada experiencia en arte.

Sus obras se pueden adquirir a través de galerías que lo representan internacionalmente, y actualmente se encuentra en proceso de abrir su propia galería en El Salvador.

En la actualidad, trabaja en una colección inspirada en el ave nacional de El Salvador, el Torogoz. Asimismo, se prepara para presentar una escultura monumental de cuatro metros, bajo el nombre de “Realidad en equilibrio”, que estará ubicada en la Colonia San Benito, en San Salvador.

También, espera inaugurar a finales de año su galería de arte, mientras envía piezas de arte a coleccionistas fuera de El Salvador.