Convencido de que los retos pueden convertirse en impacto positivo, impulsa Istmo, una plataforma que inspira a actuar de manera responsable.
Por Milagros Sánchez Pinell
Diego Díaz se define como un soñador y un emprendedor convencido de que la sostenibilidad puede convertirse en una fuerza real de transformación.
Para él, la verdadera fortaleza nace de transformar lo adverso en energía creativa y el reciclaje encontró en su historia una forma concreta de hacerlo posible.
Hoy, ese impulso se traduce en Istmo, una plataforma de impacto que combina moda reciclada, educación ambiental y activismo.
Desde allí, y al frente de Waste Revolution Foundation, promueve acciones concretas en reciclaje, economía circular y educación ambiental en Panamá.
A través de estas iniciativas, Diego ha construido una comunidad de Humanos Responsables que lideran acciones orientadas a generar cambios ambientales y sociales desde lo cotidiano.
Su historia comenzó en Ciudad de Panamá, donde relata que creció viendo a su madre levantar una firma de diseño de interiores que con el tiempo se transformó en una de las más reconocidas del país, herendando de ella la determinación, la pasión por crear y la confianza en los proyectos propios.
Por otro lado, la pérdida temprana de su padre marcó su infancia y le dejó una enseñanza profunda sobre la fragilidad de la vida, una experiencia que lo llevó a valorar cada día con mayor conciencia.
Otro momento decisivo ocurrió durante un viaje al hospital infantil St. Jude, en Tennessee, donde conoció la historia de su fundador, Danny Thomas, y quedó impactado por su manera de transformar el éxito personal en una causa colectiva.
El siguiente capítulo de su vida se escribió en Boston, en el Wentworth Institute of Technology, donde inició estudios en ingeniería, atraído por la resolución de problemas, aunque pronto descubrió que su espíritu creativo necesitaba otro espacio.
“Al inicio me gustaba resolver problemas y pensaba que se hacía a través de la ingeniería, aunque sentía que ese camino limitaba mi creatividad. A mí me gustaba pensar fuera de la caja”, comenta.
Ese descubrimiento lo llevó a cambiar de carrera dentro de la misma universidad y enfocarse en administración de empresas con especialización en emprendimiento, una decisión que terminaría de definir su vocación por desarrollar ideas propias.
“En mi universidad había un programa de entrepreneurship y un profesor me motivó para estudiar emprendimiento. Desde allí me encantó la idea de crear desde cero”, recuerda.
Durante su proyecto final decidió unir dos de sus pasiones, el surf y el cuidado del medioambiente. Así nació Istmo, su primer gran paso hacia la sostenibilidad.
“En ese entonces me decían appreneur porque siempre llegaba con ideas locas de crear apps. Inclusive creé dos proyectos sin éxito, pero cuando llegó mi senior project me dijeron que hiciera algo donde fuera yo. Allí creé mi proyecto Istmo, con camisetas hechas de plástico reciclado”, narra.
Su intención, afirma, que siempre fue educar sobre el reciclaje y demostrar que los desechos podían transformarse en materia prima capaz de generar conciencia.
Ya graduado decidió regresar a Panamá con la intención de darle continuidad a Istmo. Para sostenerse mientras desarrollaba el proyecto comenzó a trabajar en el área de sostenibilidad dentro del sector de energía solar.
“Soy una persona que nunca se queda quieta. Siempre trabajaba, incluso en el negocio familiar vendiendo bloques. Se me hacía fácil interactuar con la gente. Diría que esa es mi mayor habilidad”, comenta.
Durante ese tiempo recibió el primer envío de camisetas fabricadas en Guatemala y decidió ponerlas a la venta en un pequeño stand dentro del hotel Selina.
“Vendimos todo, las 200 unidades en tres días. A la gente le pareció interesante y le gustó el producto”, recuerda.
Ese resultado lo impulsó a formalizar la empresa en diciembre de 2019. Poco después la pandemia de COVID-19 interrumpió los planes, aunque su entusiasmo permaneció firme.
Con los recursos disponibles relata que decidió seguir adelante y, una vez que el país reabrió, llevó las camisetas a las playas, donde nuevamente logró vender todo su inventario.
Sin duda, esa experiencia sentó las bases para que una idea universitaria evolucionara hacia una plataforma de impacto en Panamá.
Un dato importante que destacar es que la empresa inició como un proyecto desarrollado junto a Adolfo Altamirano y Monique Chevalier. Más adelante, recibió una inversión en fase inicial de Julio Spiegel, María Teresa Castillo e Ignacio Hernández para llevar a Istmo al siguiente nivel.
Su recorrido
Con el tiempo, Istmo evolucionó de una marca de camisetas recicladas a una plataforma que impulsa la sostenibilidad desde distintos frentes. De ese proceso nació Responsible Human, una filosofía que invita a actuar de manera consciente.

Posteriormente creó Waste Revolution Foundation, enfocada en fortalecer la recolección y educación en reciclaje en Panamá y más adelante Responsible Agency, una consultora que integra estrategias sostenibles con impacto económico, social y ambiental.
A lo largo de ese camino se consolidaron alianzas con empresas como Nestlé y Heineken, así como proyectos educativos en escuelas, entre ellos Nike Eco-League, donde el reciclaje se convierte en goles.
Recientemente, El Canal de Panamá e Istmo Co., S.A. firmaron un acuerdo de cooperación orientado a desarrollar proyectos conjuntos alineados con los objetivos de desarrollo sostenible, integrando las dimensiones ambiental, social y económica.
La colaboración busca impulsar soluciones innovadoras bajo estándares internacionales de sostenibilidad y generar impacto en beneficio de las comunidades y el país.
Otra de sus iniciativas es Revolution Fest, un encuentro familiar impulsado junto a Panamá Pacífico que ya cuenta con tres ediciones y promueve la participación ciudadana alrededor de la sostenibilidad.
Hoy, Istmo reúne todas estas iniciativas bajo una misma visión que busca inspirar, conectar y actuar para construir una región más sostenible.
“Queremos que cada acción responsable se convierta en una oportunidad de cambio”, afirma.
Filosofía y liderazgo
Para Diego, emprender desde una causa se convirtió en el motor que impulsa cada etapa de su vida. Cree que los desafíos forman parte del camino y que encontrar una motivación más grande que el beneficio económico permite sostener el esfuerzo a largo plazo.
Define Istmo como un espacio de conexión donde disfruta unir a personas que buscan transformar su entorno y está convencido de que, cuando las ideas se enlazan, nacen soluciones más humanas y sostenibles.
Percibe un cambio profundo en la mentalidad de los consumidores y asegura que la sostenibilidad transforma la manera de hacer negocios.
Su meta es expandir Istmo a nivel regional y proyectar desde Panamá un movimiento que conecte innovación, conciencia y desarrollo.
“Lo bonito de estos logros es que te ayudan a abrir puertas, pero también te recuerdan que tenemos que actuar para seguir generando impacto”, reflexiona.
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