• 24 julio, 2025

Delia Ribas, pionera de la fertilización in vitro en Costa Rica

Delia Ribas, pionera de la fertilización in vitro en Costa Rica

Del microscopio de su infancia a liderar la innovación médica en beneficio de las mujeres en Costa Rica.

Por Milagros Sánchez Pinell

La doctora Delia Ribas es una destacada ginecobstetra con una subespecialización en reproducción humana, cuya trayectoria ha marcado un hito en la medicina reproductiva de Costa Rica.

Nacida en Cuba y nacionalizada estadounidense, es madre de seis hijos y abuela de siete nietos, tres de los cuales ayudó a traer al mundo, un privilegio que atesora profundamente.

Como pionera de la fertilización in vitro en Costa Rica, ha trabajado durante más de tres décadas junto al equipo de Fertilización In Vitro (FIV) La California, dirigido por el doctor Escalante López.

En 1994, lideró la creación del primer laboratorio de FIV en Costa Rica y entrenó a una parte del equipo que la acompaña desde entonces.

En 2001, la Corte Constitucional prohibió la técnica, por lo que, junto con el doctor Escalante, llevó el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, logrando en 2012 el restablecimiento de la FIV en Costa Rica.

Su formación médica inició en Guatemala, país en el que cursó cuatro años de medicina antes de trasladarse a Costa Rica, donde tuvo que reiniciar su carrera en la Universidad Autónoma de Centro América (UACA), hasta obtener su título de Ginecología y Obstetricia en la Universidad de Costa Rica.

Se especializó en reproducción asistida en la Universidad de Miami, obteniendo un estatus de coordinación clínica dentro del programa de Fertilización In Vitro.

Actualmente, es subdirectora del programa de FIV La California, directora del laboratorio de esa prestigiosa clínica y presidente de la Cámara Costarricense de Médicos y Cirujanos.

¿Qué significa ser médico para usted?

Ser médico es un llamado y una oportunidad enorme. Como persona creyente, considero que es un privilegio ser un instrumento de Dios para ayudar a las personas a mejorar su salud en todos los aspectos. Mi práctica médica, más allá de  limitarse a la infertilidad, la reproducción y la endocrinología reproductiva, abarca la salud femenina en su totalidad, con un compromiso que se extiende a todas las edades.

¿Cómo descubrió su vocación?

Desde los ocho años, cuando pedí un microscopio como regalo de Navidad, supe que la ciencia formaría parte de mi vida. Siempre sentí una profunda curiosidad por entender el mundo a través de ella, y con el tiempo, esa pasión me guió naturalmente hacia la medicina. La vida me fue llevando por este camino, y hoy puedo decir que sigo explorando y aprendiendo con la misma fascinación con la que empecé.

¿Por qué decidió especializarse en ginecología?

Mi decisión de especializarme en ginecología fue influenciada por una mujer brillante, la doctora María Gabriela Stein de Guzmán. Cuando aún estaba en la facultad de medicina, consideraba especializarme en neonatología, pero ella me dijo algo que me marcó profundamente: «Lo hermoso de la ginecología es que nunca pierdes a tu paciente, la acompañas a lo largo de toda su vida».

¿A qué se refiere cuando dice que es empresaria?

La medicina es una profesión de servicio, pero también genera empleo y desarrollo. Cada médico es un empresario, ya que su trabajo impulsa el sistema de salud en general. Los médicos pueden ser líderes en innovación y desarrollo. Mi objetivo es que las nuevas generaciones comprendan que pueden formar parte del sector empresarial, impulsando mejoras que beneficien a la población.

¿Cómo nació la idea de crear la Cámara Costarricense de Médicos y Cirujanos?

Nació hace un año y medio, inspirada durante la pandemia del COVID-19. En ese tiempo, creamos el Grupo Médico Costa Rica para intercambiar información sobre la crisis sanitaria y la protección de pacientes y profesionales. Me di cuenta de que los médicos debíamos estar más involucrados en decisiones clave y formar parte de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada. Nuestro propósito es fortalecer nuestra voz y aportar al sistema de salud.

¿Cuál considera que ha sido uno de sus mayores triunfos como médico?

Crear impacto positivo en la salud de cada uno de mis pacientes. Más allá del impacto mediático de la fertilización in vitro, lo que realmente me llena el alma y el corazón son los pequeños triunfos diarios, cuando cada tratamiento da resultado y veo a mis pacientes alcanzar sus sueños. Por otro lado, fue difícil estudiar medicina con tres hijos, y aún más terminar ginecoobstetricia con dos más. Aunque nunca lo sentí difícil, la responsabilidad de ser madre y, al mismo tiempo, atender a mis pacientes ha sido un reto enorme.

¿Qué la motiva a diario?

Me motiva saber que, cada día, inspiro o ayudo a alguien. Todavía puedo marcar una diferencia en la vida de un ser humano, y para mí, eso es lo más importante.

¿Cómo construye una relación de confianza con sus pacientes?

Escuchando sus temores y experiencias, especialmente en el campo de la infertilidad. Me doy el tiempo necesario, sin importar cuánto sea, porque lo más importante para mí es que cada persona que entra a mi consulta reciba la atención que merece.

¿Podría mencionar un recuerdo especial de sus años como médico?

Uno de los momentos más significativos para mí ha sido compartir mi profesión con mi hijo menor y tener la oportunidad de operar junto a él. El Colegio Médicos y Cirujanos de Costa Rica me permitió el honor de entregarle su título de incorporación médica, un reconocimiento que representó una culminación especial como madre. Poder darle la bienvenida a la profesión fue un orgullo indescriptible.

¿Cómo maneja el estrés del trabajo?

Más que estrés, lo veo como una gran responsabilidad que conlleva mi profesión. En nuestros países, la relación médico-paciente es muy cercana, y nosotros aceptamos esa responsabilidad 24/7, sabiendo que en cualquier momento pueden llamarnos. Para sobrellevar esta exigencia, me refugio en mi familia y en los objetivos que me motivan, como la Cámara Médica, donde trabajo para mejorar el servicio de salud y fortalecer el gremio médico. También siento un compromiso con las nuevas generaciones, especialmente al reconocer los obstáculos para las generaciones como la de mi hijo, que es médico, porque sé que debemos luchar para que puedan ejercer su profesión con respeto y dignidad.

¿Qué es lo bueno, lo bonito y lo feo de ser médico?

Lo bueno es que Dios me ha dado la oportunidad de dedicar mi vida a la profesión que amo y desarrollar mi pasión plenamente. Lo bonito es compartir las alegrías con mis pacientes, ser testigo de sus logros y momentos felices, especialmente cuando superan una enfermedad o logran concebir un hijo.

Lo feo es que a veces se pierde. Dar malas noticias, enfrentar enfermedades graves o la pérdida de un bebé es difícil, tanto para el paciente como para el médico. Esas situaciones conllevan un gran dolor, pero forman parte de la realidad de nuestra profesión.

Etiquetas: CIENCIA / Costa Rica / Delia Ribas / fertilización in vitro / natalidad / pionera de la fertilización in vitro en Costa Rica / Salud

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