Su historia, que abarca desde inicios autodidactas hasta adquisiciones valuadas en ocho cifras, demuestra que la edad jamás limita la capacidad de innovar y liderar.
Por Milagros Sánchez Pinell
A sus 20 años, Brandon Ha es el fundador y CEO de Boss Studio LLC, una de las empresas de videojuegos más activas dentro del ecosistema Roblox, con títulos como Anime Last Stand, Anime Rangers X, Anime Fighters y One Fruit.
En poco tiempo, su estudio ha consolidado una comunidad de más de 21 millones de usuarios y un portafolio con más de 4400 millones de visitas acumuladas.
Comenzó a jugar Roblox a los 12 años, pero fue durante la pandemia de COVID-19 que retomó el juego junto a sus amigos y descubrió el verdadero potencial de crear.
Lo que inició como una forma de pasar el tiempo rápidamente se transformó en una visión mucho más grande, que marcó el inicio de su camino como emprendedor.
Fundar Boss Studio a tan corta edad, sin experiencia previa ni respaldo económico, asegura que representó un desafío que lo obligó a moverse con rapidez y adaptarse a cada situación.
Admite que al principio cada decisión implicaba improvisación, aprendizaje constante y riesgo real. Esa etapa lo llevó a desarrollar una mentalidad práctica desde el primer día, basada en la disciplina y el cuidado de cada recurso.
Hoy lidera un equipo de más de cien personas, supervisa las operaciones clave de la compañía y participa activamente en cada decisión estratégica.
Decidió tomarse un año sabático de la Ross School of Business de la Universidad de Michigan, donde inició su formación en negocios, desarrolló una valiosa red de contactos y fortaleció su visión empresarial. Planea retomar sus estudios una vez consolidada la etapa de expansión de Boss Studio.
Brandon nació en Estados Unidos, vivió durante 18 años en Nicaragua y actualmente reside en Corea del Sur. Además de los videojuegos, disfruta pasar tiempo con sus amigos, que también son sus compañeros de trabajo y casa. Juntos juegan tenis o salen de expedición.
Tiene una gran pasión por viajar, actividad que aprovecha para descubrir nuevos lugares y reclutar talento para su empresa.
En esta entrevista con Vida y Éxito, comparte sus reflexiones sobre el éxito temprano, el liderazgo, las lecciones difíciles y el motor que lo impulsa a seguir construyendo.
¿Qué sintió cuando su primer juego comenzó a tener éxito?
Fue irreal. Ver cifras creciendo y miles de personas disfrutando algo que hiciste desde tu cuarto es una sensación indescriptible. Al principio era difícil imaginar llegar tan lejos, pero una vez comenzó a funcionar, entendí que el crecimiento podía ser ilimitado si mantenía la visión clara y el trabajo constante.
Sin duda está al frente de una empresa en una industria muy técnica. ¿Aprendió todo por su cuenta?
Sí. Todo lo que sé lo aprendí solo, desde programación básica hasta liderazgo empresarial. Fue a través de ensayo y error, cometiendo errores reales, arriesgando dinero real. Con el tiempo, me he rodeado de personas muy capacitadas en distintas áreas, pero al inicio, la única opción era aprender rápido y ejecutar mejor.
¿Cuál ha sido uno de los momentos más difíciles en este camino y qué aprendió de él?
He pasado por situaciones donde confié en personas equivocadas y perdí dinero importante. También enfrenté situaciones legales complejas. Aprendí a blindarme legalmente, a ser más exigente con los acuerdos, y sobre todo a estructurar las relaciones desde una base de respeto y claridad. Hoy, toda colaboración pasa por un filtro serio.
¿Cómo describe su estilo de liderazgo y qué valores son importantes para usted como CEO?
Soy un líder muy directo, práctico y orientado a resultados, pero también humano. Trabajo igual o más que los demás y valoro profundamente la lealtad, la responsabilidad y el compromiso. Para mí, además de talento se trata de actitud y constancia.
¿Cómo decide en qué proyectos involucrarse o qué adquisiciones hacer?
Nos guiamos por datos, comunidad y visión a largo plazo. Analizamos el potencial de crecimiento, la tracción y si el proyecto encaja con nuestros estándares. Hasta ahora, hemos concretado adquisiciones de juegos con un valor total que supera las ocho cifras. Además de los números, también me guío por el instinto: si veo algo con alma, lo transformamos.
Con millones de personas jugando a diario, ¿cómo hace para mantener una conexión real con su comunidad?
Estoy presente. Reviso feedback, leo comentarios en redes, hablo con testers y juego los títulos que creamos. También mantengo un diálogo directo con creadores de contenido y nuestra comunidad interna. Entender qué siente y quiere tu audiencia es lo que permite tomar decisiones acertadas.
¿Qué se siente haber alcanzado tanto éxito siendo tan joven?
Es algo difícil de procesar a veces, porque el ritmo de decisiones y responsabilidades suele ir a un paso distinto al de mi edad. Si tuviera que hablar de una “receta”, sería esta: a diferencia de lo que muchos repiten, prefiero evitar frases como “rendirse jamás” o “viví sin miedo”. Yo sí siento miedo. Todos lo sentimos. También he querido rendirme. Somos humanos. La diferencia está en haber encontrado un factor que me impulsa, una razón poderosa que me mantiene comprometido y me empuja a seguir, incluso en los momentos más difíciles. La clave está en entender que el miedo existe, pero un motivo lo suficientemente fuerte te lleva a avanzar sin detenerte.
¿Cuál es su visión a futuro?
Quiero construir una empresa que trascienda el ecosistema actual de juegos. Tenemos la comunidad, el equipo y el conocimiento para hacerlo. Mi visión es que Boss Studio sea reconocida como una de las empresas de entretenimiento más relevantes a nivel mundial. Expansión internacional, licencias oficiales y nuevas plataformas están en el horizonte.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes desde su experiencia?
Nunca esperes a que todo esté listo. Nadie lo tiene todo claro al principio. Empieza con lo que tengas, rodéate de personas leales, y trabaja más duro que el resto. Pero lo más importante: encuentra esa razón interna, ese “por qué” tan fuerte que te obligue a seguir incluso cuando falten las ganas. Esa es la diferencia entre intentar y lograrlo.
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