Juan José Mejía es el autor del libro “Fuego Sagrado”, donde comparte su testimonio sobre su lucha en contra de la enfermedad de encondromatosis múltiple y cómo se superó.
Por Milagros Sánchez Pinell
Es un joven emprendedor, deportista, músico y escritor, cuyo nombre es sinónimo de resiliencia, determinación y servicio a los demás.
A los tres años fue diagnosticado con Encondromatosis Múltiple, conocida también como Olliers, una rara enfermedad que se caracteriza por la presencia de múltiples tumores benignos que se forman en el cartílago de los huesos. Suele manifestarse en la infancia y puede afectar a uno o varios huesos, siendo más común en las extremidades.
En su libro, Juan José explica que su padecimiento se trató de una serie de tumores óseos, algunos de los cuales se ubicaron en las membranas de crecimiento de su pierna izquierda. En pocas palabras, su extremidad crecería menos que la otra y se desviaría de su centro.
Para corregir su deficiencia, Juan José fue sometido a 17 cirugías desde los tres años hasta un poco antes de cumplir los 16.
Después de cada operación tenía que aprender a caminar, un proceso difícil para cualquier ser humano, sobre todo para un niño que soñaba con ser futbolista.
Sin duda, fue una dura realidad en su infancia vivir con la incapacidad de jugar con sus amigos o entrenar fútbol debido a sus constantes cirugías.
“Tuve muchos altibajos. En el libro muestro más a detalle cómo los pude superar. Pero, básicamente, cada vez que me recuperaba y ya estaba jugando de nuevo con mis amigos, hermano y entrenando con mis compañeros de equipo, me daban la noticia de que debía ser sometido a una nueva cirugía, lo cual era devastante”, recordó.
Sin embargo, a pesar de las múltiples cirugías y las constantes vicisitudes, su espíritu nunca se quebrantó.
“Fue difícil para mí estar impedido de jugar con mis amigos o hermano porque me tocaba tener otra cirugía o quedarme sin entrenar fútbol por esta misma razón. De pronto, me era complicado entender por qué me pasaban este tipo de cosas a mí, pero ahora que conecto los puntos, veo que todo fue parte del plan Divino que tiene Dios”, reflexiona.
Hoy en día, agradece a Dios por recuperarse completamente, al punto que puede competir en varios deportes como fútbol, tenis, jiujitsu y paracaidismo y llevar una vida normal y saludable.
“Todo es la Gracia de Dios. Él fue quien puso a las personas indicadas en mi camino, fue Él quien me brindó fuerza en los momentos más difíciles, y es Él quien nunca me deja solo en ningún momento”, manifestó.
La familia un soporte fundamental
Juan José Mejía nació en Cali, Colombia, hace 22 años. Es un joven que se define como visionario, sencillo, práctico, pero sobre todo una persona que busca mejorar constantemente.
Nació en el seno de una familia amorosa. Sus padres Santiago Mejía y Luisa Roa y su hermano mayor, Juan David, fueron cruciales durante todo su proceso.
Nuestro roaring 20 destacó la importancia de sus progenitores en el cuido de su salud mental porque le enseñaron a nunca quejarse, independientemente de su situación, a adaptarse y a buscar las soluciones, antes de hacerse la víctima. Lecciones que desde muy temprana edad aprendió con amor y resiliencia.
En su libro cuenta cómo su padecimiento ayudó a despertar la creatividad de su mamá, quien ideó diferentes formas para entretenerlo y hacerlo sentir feliz en todo momento, pese a los dolores y las limitaciones.
Entre esos recuerdos está el carrito de ruedas con almohadas que ideó para llevarlo al parque y que su pierna estuviera extendida. Así como la hamaca que colgaba entre dos árboles, donde Juan José reposaba mientras ella lo animaba a que enfocara sus pensamientos en actividades que podía realizar.
“Procuró mantenerme físicamente activo para alejarme de la televisión y de los videojuegos, que hubiera sido la alternativa más cómoda para ella, pero poco sana para mí”, refiere en “Fuego Sagrado”.
Juan José también destaca la presencia en su vida de su hermano Juan David, quien ha sido el mejor compañero de vivencias. Incluso, le ayudó a escribir el libro y juntos trabajan en uno nuevo.
“Mi hermano nunca me trató como alguien inferior, lo cual me ayudó muchísimo para poder lograr todo lo que pueden hacer los demás”, manifestó.
Ahora, Juan José y Juan David se dedican a hacer crecer sus negocios y a ayudar a todas las personas que puedan para que sean libres de cualquier limitación autoimpuesta.
Por otro lado, como familia Mejía Roa, tienen varias metas. Pronto crearán una fundación que busca cómo ayudar a jóvenes colombianos a descubrir y potenciar sus dones. El proyecto es una extensión natural de su deseo de servir y retribuir a la comunidad.
«Queremos pagar las cirugías de todos los niños o cualquier persona que carezcan de los recursos para costear sus procesos quirúrgicos”, externó.
Reflexión de vida
El libro “Fuego Sagrado” fue publicado en el año 2023 y puede adquirirse en Amazon. El nombre nace a raíz del impacto positivo que tuvo en su vida la presencia de su entrenador de fútbol, Juan José Ordoñez, quien también se convirtió en su padrino.
“Me enseñó que todos tenemos una llama sagrada que puede ser prendida para poder lograr cosas increíbles”, dijo.
Señaló que «Fuego Sagrado», es una reflexión sobre su vida y cómo su condición le permitió despertar una motivación interna para superar cualquier obstáculo.
«Lo veo como una bendición. Todo es la perspectiva con la que veas las cosas. Esto me ayudó muchísimo a ser una persona resiliente y positiva, a aprender a ser feliz en el momento presente, disfrutando de lo que la vida me vaya mandando sin preocuparme por lo que será”, indicó.
Juan José considera que su misión en la vida es brindar esperanza a niños y padres que enfrentan situaciones difíciles.
«Quiero servir de ejemplo de que sí se puede. Así como darle la mano a quien lo necesite, como tantas personas lo han hecho por mí”, subrayó.
Las lecciones más valiosas que aprendió este incansable luchador es a estar tranquilo en momentos de soledad y ser recursivo en la manera de solucionar las cosas. Además, que todo tiene solución y que el que quiere, puede.
«La felicidad nunca se encuentra en lo externo. Para vivir una vida plena se necesita poco, solo mirar hacia dentro de uno mismo y darse cuenta de que es capaz de absolutamente todo», expresó.
Finalmente, este guerrero de Cali ha transformado sus desafíos en oportunidades para crecer y ayudar a los demás. Su vida es un testimonio de que, con fe, determinación y una mentalidad positiva, cualquier obstáculo puede ser superado.
Su misión clara y su espíritu inquebrantable continúa inspirando y sirviendo a quienes más lo necesitan.
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