La continuidad de las empresas familiares depende de integrar con sabiduría y propósito a las nuevas generaciones, convirtiéndolas en protagonistas del legado.
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Por Félix Guevara*
Las empresas familiares viven o mueren con cada relevo generacional. Si los más jóvenes de la familia dejan de vincularse con el proyecto o carecen de un espacio donde puedan desarrollar sus talentos, el legado corre el riesgo de perderse en el mercado o pasar a terceros. Hoy, más que nunca, la generación que llega aporta habilidades digitales, consciencia social y una mirada fresca sobre la creación de valor, atributos decisivos para competir en economías cambiantes y sustentables. Ignorar esa energía es, sencillamente, hipotecar el futuro de la organización.
En otras entregas de la revista hemos hablado de estadísticas: solo tres de cada diez empresas familiares sobreviven al traspaso entre la segunda y la tercera generación. Retener al talento joven, y lograr que se comprometa emocional y económicamente, es el factor que inclina la balanza.
Quien hereda una empresa recibe también expectativas familiares, jerarquías rígidas y estructuras que a veces chocan con su agilidad digital o con su búsqueda de propósito social. Si ese choque se gestiona lentamente, la prometedora creativa o el ingeniero entusiasta tomarán otro camino. Retenerlos significa convertir la empresa en el mejor escenario para su talento, en lugar de una obligación sentimental.
¿Cómo se conquista esa lealtad genuina? Mediante una experiencia laboral diseñada para aprender, aportar y crecer con libertad. Dicho de otro modo: el apellido abre la puerta, pero son la meritocracia y la cultura de innovación las que mantienen al joven dentro.
Desde mi experiencia acompañando a decenas de familias empresarias, puedo afirmar que la permanencia del legado se logra cuando el fundador cede el espacio con generosidad, mentoría y orgullo, mientras la siguiente generación asume el timón con disciplina, pasión y humildad. Cuando ambas partes conversan desde la confianza, el respeto y el aprendizaje mutuo, la empresa se reinventa sin traicionar su esencia.
Un estudio de Gusto revela que quienes trabajan entre tres y cinco años en empresas ajenas antes de volver a la familiar duplican su probabilidad de asumir posiciones directivas con éxito. Puedo manifestar que, en nuestra región, es una estrategia que se practica poco.
Retener el talento joven es un acto de corresponsabilidad intergeneracional. Requiere que los fundadores cedan control con sabiduría y que los herederos asuman la empresa con curiosidad, disciplina y visión global. Las familias que logran este equilibrio fortalecen su patrimonio y el tejido económico de sus comunidades.
En última instancia, la continuidad se construye cultivando una cultura donde cada nuevo integrante aporte su singularidad con orgullo y donde la empresa sea el escenario ideal para que ese talento florezca. Allí y solo allí, el apellido se transforma en marca y la historia familiar en ventaja competitiva.
Prácticas para retener el valioso talento de las nuevas generaciones:
1. Formalizar la sucesión como un proceso en lugar de como un evento a través de protocolos familiares, antes de que las emociones compliquen la conversación.
2. Establecer un Gobierno Corporativo profesional. Los jóvenes confían más cuando saben que su desempeño se mide igual que el de cualquier ejecutivo.
3. Animar a la nueva generación a trabajar fuera, aprender de otras culturas y regresar con ideas frescas. La experiencia externa fortalece su respeto por la empresa y enriquece su liderazgo.
4. Reconocer un salario justo. El salario emocional motiva, pero es insuficiente si se carece de una remuneración acorde al mercado o de rutas claras de participación accionaria.
5. Incentivar la creación de nuevas unidades de negocio impulsadas por los jóvenes. Al otorgar presupuesto y autonomía, la empresa se reinventa desde dentro.
6. Cultivar habilidades blandas. La formación técnica es imprescindible, pero la empatía, la comunicación y la negociación permiten que la visión familiar se mantenga cohesionada.
7. Realizar reuniones multigeneracionales para alinear expectativas, revisar avances y abrir espacio a las ideas que los jóvenes prefieran aportar en su propio lenguaje.
* CCEF Consultor certificado en empresas familiares – Portafolio Corporate Solutions.
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