El liderazgo del fundador, basado en valores y visión familiar, es clave para la continuidad, el éxito y el legado de las empresas familiares a lo largo de generaciones.
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Por Félix Guevara CCEF*
Las empresas familiares son, en muchos sentidos, el corazón del tejido empresarial. En ellas, los fundadores suelen ejercer un liderazgo carismático que trasciende más allá de los resultados financieros, impulsando a las generaciones futuras a mantener la llama de la visión original. Desde grandes compañías globales hasta pequeños negocios locales, el papel del fundador es clave para establecer la cultura, valores y dirección estratégica que moldean el éxito a largo plazo.
Los fundadores son los encargados de sembrar la semilla que dará vida a un proyecto que trasciende el tiempo. Con su visión y determinación, forjan las bases de una organización con un ADN único. En muchas familias empresarias, la historia de superación de los fundadores se convierte en la piedra angular que inspira a hijos, sobrinos y nietos a continuar el legado. Su ejemplo de esfuerzo, perseverancia y pasión marca la pauta para el compromiso de todos los involucrados.
De acuerdo con diversas encuestas internacionales, las empresas familiares representan entre el 70% y el 80% de las compañías en la mayoría de los países. Además, generan un alto porcentaje del empleo total en muchas economías. Sin embargo, solo alrededor del 30% logra trascender a la segunda generación, y menos del 15% supera la tercera. Estos datos ponen de relieve la importancia del liderazgo del fundador como figura que asegura la continuidad y viabilidad del negocio en el tiempo.
Cuando hablamos de “Liderazgo con raíces”, nos referimos a un modelo de gestión basado en los valores, la experiencia y la historia familiar que dieron origen a la empresa. El fundador, como líder natural, integra la esencia misma de la organización y la comunica a todos los niveles: desde los colaboradores hasta las nuevas generaciones que se preparan para asumir el mando.
Este tipo de liderazgo se centra en cumplir objetivos financieros y fomenta el arraigo a la misión de la compañía. Su éxito radica en una visión de largo plazo donde la familia se convierte en garante de la continuidad y los valores corporativos. La coherencia y la autenticidad del fundador refuerzan la confianza interna y externa, creando un ambiente favorable para la innovación y la colaboración.
Dentro del panorama de las empresas familiares, existen múltiples ejemplos de cómo el fundador logró convertir su visión en una herencia que traspasó fronteras generacionales. Firmas como Mars o Zara se han destacado por su capacidad de mantener un espíritu emprendedor intacto, gracias a la sólida cultura y valores promovidos por sus creadores.
Estudios recientes señalan que, cuando el fundador logra involucrar a la familia y fomentar un sentido de pertenencia, las posibilidades de supervivencia y crecimiento del negocio aumentan significativamente. Asimismo, se ha comprobado que las compañías familiares con una clara transición generacional planificada — encabezada por un liderazgo arraigado en la visión original— pueden superar a sus competidoras en términos de rentabilidad y resistencia ante las crisis.
En Latinoamérica, por ejemplo, se han visto casos de éxito en los que el fundador encabeza el proceso de profesionalización, introduciendo prácticas de gobierno corporativo como la formación de consejos de familia y la definición de protocolos que regulan la relación entre la familia y la empresa. Estas medidas, impulsadas por una visión de continuidad, refuerzan el legado y facilitan la sucesión ordenada.
El fundador que ejerce un “Liderazgo con raíces” construye una empresa próspera en el presente y siembra un legado duradero que florece con las generaciones futuras. Su ejemplo, valores y determinación constituyen la guía que inspira a hijos, nietos y colaboradores a honrar la visión original y a adaptarla a los retos cambiantes del mercado.
Al formalizar la cultura, planificar la sucesión y mantenerse como referente, el fundador se convierte en una fuerza que, incluso en la distancia, sigue impulsando el éxito y la sostenibilidad de la empresa familiar.
Acciones para preservar los valores del fundador
Para que el legado perdure con el tiempo, el fundador debe tomar acciones concretas que trasciendan su presencia diaria en la empresa.
Algunas recomendaciones incluyen:
• Formalizar la cultura y los valores: documentar la misión, visión y valores familiares en manuales o guías de cultura organizacional. Esto permite que los principios se mantengan claros y disponibles para futuras generaciones.
• Mentoría y transferencia de conocimiento: dedicar tiempo a la formación de los sucesores, compartiendo de manera sistemática la experiencia acumulada y las lecciones aprendidas. Sesiones de mentoría y charlas informales pueden ser poderosas herramientas de transmisión de cultura.
• Gobierno corporativo familiar: impulsar la creación de órganos de gobierno como consejos de familia y directorios profesionales. Estos espacios permiten la toma de decisiones de forma colegiada y transparente, garantizando la coherencia con los valores fundacionales.
• Planificación de la sucesión: definir con anticipación quién y cómo asumirá el liderazgo. Un plan de sucesión bien estructurado evita conflictos y asegura una transición armoniosa.
• Modelo de rol constante: aunque el fundador se retire de la operación diaria, es fundamental que siga siendo un referente ético y de comportamiento, demostrando compromiso con los valores y la visión de la empresa.
*Consultor certificado en empresas familiares – Portafolio Corporate Solutions.
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