Estimulan el sistema inmunitario del cuerpo para proteger a la persona contra infecciones o enfermedades.
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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inmunización previene enfermedades, discapacidades y defunciones por enfermedades prevenibles, tales como el cáncer cervicouterino, la poliomielitis, el sarampión, la rubéola, la difteria, el tétanos, la tos ferina y la hepatitis A y B, entre otras.
Mario Melgar Toledo, infectólogo pediatra y presidente de la Red de NITAG de las Américas, sostiene que “las inmunizaciones se han considerado una de las medidas de salud pública con mayor impacto en la historia de la humanidad. Gracias a estas podemos vivir más y mejor”.
Para el especialista, las vacunas con las que contamos actualmente cuentan con estudios previos a recomendarse y comercializarse que demuestran que son altamente seguras.
“Gracias a las vacunas, enfermedades que antes eran causa de elevada mortalidad y morbilidad, sobre todo en la niñez, se han controlado, reducido o eliminado. Por ejemplo, entre 2010 y 2018, solo con la vacuna contra el sarampión se evitaron 23 millones de muertes”, agrega el doctor José Brea, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Vacunología.
Brea agrega que, además de prevenir enfermedades infecciosas graves y sus complicaciones, la inmunización contribuye a la reducción de la carga sobre los sistemas de salud al evitar hospitalizaciones, secuelas de largo plazo y ausentismo escolar y laboral.
Las vacunas actuales se desarrollan y producen bajo estrictos estándares de calidad, seguridad y eficacia, y su aprobación se basa en rigurosos ensayos clínicos y en una constante vigilancia después de la comercialización.

Desafíos de los sistemas de salud
De acuerdo con los expertos, los países deben favorecer la adquisición de vacunas, y fortalecer fuertemente la infraestructura física y de personal necesarios para asegurar una adecuada vacunación y vigilancia de inmuno prevenibles.
“Si bien los esquemas de vacunación han mejorado sustancialmente en la región, esto ha significado un gran desafío, pues el personal de salud encargado de la vacunación ha variado poco en los últimos años, significando un aumento de trabajo en ocasiones en detrimento de la atención de los pacientes”, afirma el infectólogo Melgar.
A esto se suman las brechas de acceso y equidad, la desinformación y reticencia vacunal, la infraestructura y cadena de frío, y la capacitación continua, citan los experimentados médicos.
Vacunas Urgentes para la Región
• Vacuna contra el virus respiratorio sincicial (VSR): fundamental para reducir hospitalizaciones y muertes en lactantes y adultos mayores, dada la alta carga de la enfermedad respiratoria (embarazadas y adultos mayores).
• Vacunas contra dengue y chikungunya: cuyas implementaciones, puede cambiar el panorama de enfermedades arbovirales endémicas y epidémicas en América Latina.
• Vacunas contra neumococo (con mayor cobertura de serotipos): adaptadas a las realidades epidemiológicas de la región, además de actualizar las recomendaciones a partir de los 50 años.
• Vacunas contra meningococo: de acuerdo con la edad y el contexto epidemiológico
• Vacunas para los pacientes con enfermedades crónicas e inmunodeprimidos: deberán utilizarse todas las vacunas disponibles de acuerdo con las recomendaciones nacionales y/o regionales.
Fuente: Dr.José Brea, presidente Sociedad Latinoamericana de Vacunología.
Etapas Importantes de Vacunación
A lo largo de la vida, hay diferentes etapas en las que debemos optimizar el uso de las vacunas disponibles:
• En la primera infancia: vacunas contra la difteria, tétanos, tosferina, poliomielitis, Haemophilus influenzae tipo b, hepatitis B, neumococo, rotavirus y sarampión, rubéola y paperas (SRP), varicela y hepatitis A resultan esenciales.
• En la adolescencia: refuerzos de difteria, tétanos y tos ferina (Tdap), y la introducción de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para prevenir cánceres asociados.
• En la edad adulta: vacunas contra la influenza estacional, reforzar difteria-tétanos-pertussis acelular (Tdap), neumococo e incluso el herpes zóster a edades avanzadas son fundamentales.
• En adultos mayores: la influenza anual, virus respiratorio sincicial, neumococo y herpes zóster cobran relevancia para prevenir complicaciones graves y mantener la calidad de vida.
• Mujer embarazada: la influenza anual, virus respiratorio sincicial, difteria-tétanos-pertussis acelular (Tdap) y COVID-19.
Este enfoque integral, desde la niñez hasta la vejez, permite una protección continua, adaptada a las necesidades inmunológicas de cada etapa y a las amenazas prevalentes en cada contexto.
Fuente: Dr.José Brea, presidente Sociedad Latinoamericana de Vacunología.
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