Con basta experiencia en el sector agroindustrial, desde hace 22 años es asesor para el Banco de Desarrollo Alemán (DEG) en Centroamérica y El Caribe.
Alejandro Saravia tiene una firme trayectoria en la dirección de proyectos de desarrollo e inversión, así como de comercialización y financiamiento en las áreas de café y azúcar. Su base profesional está desarrollada con la formación de ingeniería industrial y de diversas posiciones ejecutivas que involucran desarrollo e implementación de proyectos, planeación estratégica, mercadeo y financiamiento de proyectos. Ha sido gerente de Desarrollo y Proyectos en bancos privados y en empresas procesadoras y exportadoras de café y azúcar. También ha sido responsable de la Tesorería Corporativa de una empresa multinacional dedicada a la exportación de café, y desde hace 22 años es asesor para el Banco de Desarrollo Alemán (DEG) en Centroamérica y El Caribe.
“Aunque trabajo desde que era casi un niño, a finales de los 80, un exprofesor de la universidad me recomendó para obtener una posición en un banco privado y desde ese momento me he desarrollado en diversas áreas de la banca y la agroindustria”, señala este empresario y ejecutivo.
Es ingeniero industrial, pero ahora trabaja en finanzas. Para eso resalta que solo se necesita tener la mente abierta para aprender cada día algo nuevo, y la ingeniería fue una muy buena base para el futuro. “Si se mantiene la mente abierta y positiva, la vida te va posicionando en lo que uno disfruta, cuando quieres tu trabajo todo funciona perfecto”, agrega.
Experiencia en agroindustria
De acuerdo con Saravia, en la región centroamericana existen excelentes agricultores. Además de cafetaleros o azucareros, los productores de frutas, aceites y arroceros estudian y se adaptan a cada nueva circunstancia de los mercados, incluso al cambio climático.
También considera que la soberanía alimentaria es un deber de cada país, pues los gobiernos deben mantener y crear mecanismos que permitan a los agricultores locales mantenerse vigentes y activos. Sin embargo, cree que nunca se deben cerrar los mercados, pues hay espacio para la importación de muchos productos.
“Hay que tomar en cuenta que es mala idea abrir nuestros mercados a productos que, en sus respectivos países de origen, tienen subsidios. De esa forma, a nuestra agroindustria le costaría mucho sobrevivir, y por eso, si hay importaciones de cualquier producto agroindustrial, estas deben ser sin ningún tipo de subsidios”, aclara.
En general, la mayoría de empresas en la región son familiares o de grupos familiares, y los fundadores o pioneros han logrado crecer de forma impresionante para ser más competitivos. Ahora, hay un cambio generacional en muchas de estas empresas y varias están implementando una estructura fuerte de Gobierno Corporativo.
“Como sabemos, las empresas con una estructura de Gobierno Corporativo bien establecido son las mejores empresas, apoyan a sus colaboradores, a sus clientes, al medio ambiente y al clima organizacional, y esto porque hay quien planifica en la dirección de cada empresa. Entonces si una empresa planifica su rumbo a cinco a diez años plazo y hace una revisión de esa planificación constantemente (Comité de Planificación en la Junta Directiva), esto les va a permitir ser flexibles”, explica el experto.
Importancia de las alianzas
Las alianzas son importantes para mejorar la competitividad de las empresas en nuestros países. Por ejemplo, Saravia explica que el próximo ingreso de Costa Rica a la OCDE le dará a este país un “ascenso» en muchos aspectos, pero lo más importante es la transparencia que se requiere como país para poder mantenerse en esta organización.
Otra de las alianzas que está en la mira de algunos costarricenses es la Alianza del Pacífico. “El posible ingreso de Costa Rica a esta iniciativa solo nos puede traer resultados positivos a áreas como la agroindustria, el turismo y la conectividad, que facilitará mucho las exportaciones. La apertura solo trae cosas positivas, pero debo reiterar que nunca debemos permitir abrir nuestros mercados a productos subsidiados, sean de donde sean”, recalca.
Consultor en DEG
Desde febrero de 1999, Alejandro Saravia empezó una relación con DEG (el Banco de Desarrollo Alemán). En su trabajo diario, el primer contacto a lo interno es el área de Corporates de América Latina, en el cual hay un equipo de personas comprometidas en apoyar a los clientes.
“Mi trabajo como asesor de DEG me ha permitido trabajar en casa desde hace 22 años, viajar permanentemente por nuestros países y por Europa, en especial Alemania, y estoy seguro que lo más importante han sido los amigos que he logrado cultivar a lo largo del tiempo, con los que hemos sabido diferenciar el trabajo y la amistad”, comenta.
Agrega que ser asesor de DEG para nuestra región le ha permitido conocer a empresarios maravillosos y también desarrollar la absoluta transparencia en todos los aspectos que una relación de este tipo requiere.
DEG financia empresas en casi todos los sectores. En agroindustria, están productos como azúcar, frutas, palma, maní, carne, arroz, cacao y lácteos, entre otros. También está la energía renovable, los centros logísticos y la distribución de alimentos, servicios e industria en general. La DEG financia también al sector financiero,
Lo típico en nuestros países son créditos a largo plazo, incluyendo un período de gracia. Se requiere garantía hipotecaria y/o prendaria y el monto mínimo de un financiamiento es de US$10 millones, y se necesita que las empresas tengan al menos ventas por US$60 o US$70 millones.
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