Reconstruir las economías tanto nacionales como regionales y mundiales es la titánica tarea que enfrenta la humanidad al ir superando la pandemia
Siempre le he tenido un cariño y admiración muy especial a don Enrique Altamirano Madriz, exdirector ejecutivo del Diario de Hoy, el principal periódico de El Salvador, quien fue fundado en 1936 por sus padres Napoleón Viera Altamirano y Mercedes Madriz de Altamirano. La edición digital del periódico www.elsavador.com se ubica como uno de los diarios digitales latinoamericanos más visitados en la actualidad. Hoy su hijo Fabricio Altamirano es el director ejecutivo del Diario de Hoy.
A lo largo de la vida he seguido de cerca la defensa que don Enrique ha hecho por la libertad de expresión en su Salvador y Latinoamérica y de exponer a diario la necesidad que se respeten los derechos humanos y de propiedad de nuestra región y en específico de El Salvador. Mi admiración es porque he visto como sus pensamientos claros y rectitud moral han influenciado el pensamiento de muchos salvadoreños que a diario luchan para que El Salvador sea un mejor país.
Hace unos días recibí una nota de don Enrique agradeciendo un análisis que hicimos en Vida y Éxito. En la nota me decía: Mucho le agradezco el envio de su excelente análisis de como reabrir las economías después de la grave crisis generada por la pandemia. Yo escribí un editorial para nuestro periódico sobre ese mismo tema, que a continuación le envío. Lo único que no menciono es el beneficio que un flat tax puede aportar, como según entiendo se aplica en Rusia, lo que simplifica la recaudación y libera al ciudadano de la pesadilla del tax colector. A Lavoisier, quien descubrió el oxigeno, lo guillotinaron durante el terror por haber sido tax colector!!! Veremos cómo va evolucionando todo. Un fuerte abrazo!!! Enrique.
Vida y Éxito reproduce el editorial de don Enrique Altamirano Madriz.
Roberto J. Argüello
Chairman Northern Media y Publisher de Vida y Éxito
Mayo 5, 2020
Reconstruir el mundo después del virus solo puede lograrse con libertad de mercado por Enrique Altamirano Madriz
Reconstruir las economías tanto nacionales como regionales y mundiales es la titánica tarea que enfrenta la humanidad al ir superando la pandemia, muy similar en sus esenciales rasgos a lo sucedido cuando Europa pudo sobreponerse a la pobreza milenaria aplicando las ideas de Adam Smith (lo que erroneamente se conoce como la » revolución industrial» que dio lugar a la invención de la máquina de vapor), lo que a su vez fue el detonante del asombroso desarrollo económico de Estados Unidos en el siglo XIX, de la reconstrucción alemana después de la Segunda Guerra Mundial y lo que fue aplicado por el Japón y los «tigres del Asia» para llegar a ser lo que son.
Hay enormes tropiezos para echar a andar esquemas racionales de recuperación económica, comenzando por el neo-mercantilismo estadounidense, traducido en «proteger la economía» imponiendo tarifas a las importaciones, principalmente de China y lo que desató una escalada sin sentido, que casi de inmediato involucró el comercio entre Europa y los Estados Unidos.
El presidente Donald J. Trump dijo a los franceses que los vinos de California eran mejores que los suyos, pero pese a que hay excelente producción en el Napa Valley, los de Burdeos son inigualable en el mundo.
Mientras no se restablezca el libre intercambio como existió antes de la llegada de Trump a la presidencia, un intercambio matizado por múltiples factores como se dio en el pasado con la importación de fresas españolas a Francia como ejemplo, el camino para recomponer la economía mundial estará sembrado de obstáculos.
Los ejemplos que citamos al inicio de esta nota demuestran un hecho incontestable: la fuerza mayor de cambio positivo en el mundo es la iniciativa individual, dejar que sean millones de personas las que encuentren mejores maneras de hacer las cosas, de innovar, de superar limitaciones de toda naturaleza.
Se necesita, en tal sentido, una «revolución» como la realizada en Chile por los Chicago- boys en los ochenta, que lograron no solo superar la devastación causada por las políticas populistas y descabelladas de Salvador Allende (que dio lugar a la rebelión de los cacerolazos), sino que en menos de un decenio transformaron a Chile en un país del primer mundo, después de ir a la cola en el desarrollo.
Chile paso de ser una nación de gran pobreza a lo que es hoy en día, un ejemplo para todos en nuestro Hemisferio que contrasta con el desastre cubano y lo perpetrada por Perón y Evita en Argentina.
Cuba era el país más prospero de América hasta la llegada de Castro al poder…
Nosotros en El Salvador estamos sufriendo las consecuencias de la imposicion de arbitrarias medidas, de un endeudamiento que sera imposible pagar en el previsible futuro y del que nadie da cuenta, aunque el boato y los viajes del excelentísimo señor presidente, todos en vuelos privados, apuntan a gastos ni de lejos autorizados.
Es obvio que el mundo va de crisis en crisis, de desastre en desastre, a causa del voto de los descerebrados, aunque las naciones donde tal voto no existe están mucho peor, como China con su nuevo emperador, Rusia con su Czar, Turquía con Erdogan, este último que parece ser el único aliado, fuera del camarada pesidente de México, que le queda a Maduro…
Reconstruir el mundo después del virus solo puede lograrse con libertad de mercado.
¿Quienes pagaran las gigantescas deudas? Por si no lo saben: ustedes y sus descendientes.
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