• 28 noviembre, 2014

El arte de volverse más grande que la vida

El arte de volverse más grande que la vida

La historia de la humanidad ha demostrado, a lo largo del tiempo y en las más variadas culturas, que existen personas que se apropian de sus vidas y asumen los riesgos y alegrías de la propia existencia. Existen personas que, más allá de esto, se convierten en figuras que influencian las vidas de otros mediante el ejemplo o del discurso. Son personas transformadoras que se convierten en agentes de una historia: pueden aparecer en el mundo, en países, gobiernos, empresas, familias y tantos otros ámbitos de nuestra sociedad.

Existen, por otro lado, quienes ni siquiera sienten que su vida les pertenezca y la transitan dependiendo de personas y mecanismos externos en busca de algún sentido para su vida. Es para ellos que existen los “gurús” de turno y el creciente material de autoayuda.

Pero también hemos encontrado a lo largo de la historia de la evolución humana a aquellas personas de quienes se dice que “fueron (o son) más grandes que sus vidas”. Esta afirmación se enuncia en plural porque se refiere a seres humanos que, con certeza, vivieron varias vidas a lo largo de una sola.

Para comprender este comportamiento multifacético a través de un análisis muy práctico y sin grandes elaboraciones, podemos utilizar la teoría de los distintos papeles que asumimos en la vida: establecemos relaciones de carácter profesional, afectivo, espiritual, social, material y también a nivel individual. Actuando en escenarios diferentes, muchas veces creamos personajes que no pueden, desde un punto de vista moral, tener comportamientos y actitudes totalmente contradictorias.

Adicionalmente, nuestra vida deberá contemplarse y vivirse en tres dimensiones: pasado, presente y futuro. Si bien para muchos esta división pueda parecer de carácter puramente didáctico, simboliza las transiciones que atravesamos: somos diferentes a cada instante en la medida en que debemos administrar consecuencias y expectativas de los papeles en dimensiones temporales.

Pero, ¿qué es lo que hace a una persona merecedora del reconocimiento y la categoría de “persona que vive mucho más allá de su vida”?

Los progenitores pueden desarrollar un profundo sentido de realización a través de las conquistas de sus hijos y nietos; un emprendedor transforma una creación – la empresa- en una obra que puede convertirse en algo mucho más grande que su creador. Liderazgos transformadores consiguen alterar el rumbo de la historia e influir en la vida de las personas, para bien o para mal.

Para algunos, estas personas que asumen una dimensión mayor que sus vidas se convierten en puntos de referencia, pero no sólo para ser admiradas: estas personas pasan, de alguna forma, a ser consideradas mucho más grandes que su existencia, en la medida en que puedan ser imitadas en algunas de sus dimensiones de sentido y de tiempo.

Cuando pienso en todas estas cuestiones, recuerdo siempre la respuesta de un historiador italiano perteneciente a una familia que actualmente cuenta 14 generaciones, cuando se le preguntó sobre las razones de la longevidad familiar y empresarial. Decía él, de modo muy pragmático, que en su familia existían muertos que estaban vivos y vivos que estaban muertos.

Aunque el motivo real de preocupación sean los “vivos muertos” por su falta de compromiso con sus vidas y el sentido de éstas, resulta evidente que todos aquellos considerados como “muertos vivos” entran dentro de la categoría de personas que resultaron más grandes que sus existencias.

Está claro también que todo este conjunto de reflexiones cobra más sentido a medida que pasan los días en nuestra sociedad moderna. Un mundo competitivo y globalizado como en el que estamos viviendo exige que nos convirtamos en individuos que pueden ver y actuar más allá de simples deseos y objetivos a corto plazo. Sobre todo dado que nuestras aspiraciones están influenciadas por una sociedad consumista que se satisface con modelos de fama efímera.

Este es un mensaje para el país, los educadores, los líderes sociales y los formadores de opinión. Pero es, por sobre todas las cosas, un compromiso que cada uno de nosotros debe asumir consigo mismo en la medida en la que pretenda apropiarse de la propia existencia.

Nunca es tarde para pensar y actuar.

Renato Bernhoeft, Fundador y Presidente de Höft Consultoria, Brasil

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Etiquetas: BAC / Brasil / Hoft / Renato Bernhoeft

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