22 noviembre, 2016

¿Vida normal con diabetes? Sí es posible

Angie López noviembre 22, 2016

El diagnóstico de esta enfermedad no tiene por qué ser una sentencia de muerte, aunque sí requiere cambios en el estilo de vida de quien la padece y un control médico estricto para mantenerla bajo control.

La diabetes no es sinónimo de muerte. Por el contrario, quien la padece puede llevar una vida completamente normal, claro está, si implementa hábitos saludables, cumple con el tratamiento prescrito por el especialista y se mantiene bajo supervisión médica constante.

Es decir, si bien el diagnóstico de este padecimiento crónico debe marcar el inicio de una serie de cambios, no implica una existencia llena de limitaciones y de privaciones, como se creía hace algunos años, pues hoy se sabe que la persona con diabetes puede seguir disfrutando, con medida.

“La diabetes hasta el momento no tiene cura, una vez sobrepasados los límites de glicemia establecidos, el diagnóstico es irreversible. No obstante, es una enfermedad tratable que, con un adecuado control y seguimiento, permite a los individuos que la padecen llevar una vida prácticamente normal”, explicó la endocrinóloga del Hospital Clínica Bíblica, Laura Ulate Oviedo.

Tener una alimentación saludable es fundamental.

La diabetes es una enfermedad crónica que se produce cuando los niveles de glucosa en sangre son elevados y superan los 126 miligramos de azúcar por decilitro de sangre (mg/ dl) en ayunas, cuando el parámetro normal es de 100 mg/ dl.

Dicha enfermedad puede causar ceguera, insuficiencia renal, amputación y riesgo de muerte prematura, si no se mantiene en control o se detecta tardíamente.

Existen dos tipos de diabetes, la 1 o juvenil, que es cuando el cuerpo deja de producir insulina, y la 2 que tiene como causas el sedentarismo y la obesidad.

Por lo tanto, en estos factores modificables encuentran las claves para mantener la enfermedad a raya: actividad física, alimentación adecuada y por supuesto medicación, afirmó Ulate.

Tratamiento integral

Datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) afirman que el ejercicio físico mejora el control de glucosa, aumenta la sensibilidad de la insulina, incrementa la masa muscular y disminuye
el tejido adiposo visceral en el que se concentran gran cantidad de toxinas.

Es importante indicar que un médico debe recomendar el plan de actividad física que mejor se adecúe a cada persona, luego de una evaluación detallada.

Resultados de estudios internacionales revelan que la persona diabética que hace ejercicio reduce o, incluso, puede llegar a eliminar la medicación (decisión que solo compete a un médico), lo que demuestra cómo el movimiento del cuerpo impacta de gran forma a la enfermedad y devuelve calidad de vida al paciente.

En una persona sana, pero sobre todo una con antecedentes familiares de diabetes, la Asociación Estadounidense de Diabetes recomienda un programa de 150 minutos por semana de ejercicio moderado a vigoroso, para reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo dos.

Luces de alarma

La doctora Ulate afirma que, en las primeras fases de la enfermedad, puede que no se presenten síntomas, por lo que el mal pasaría inadvertido y se detectaría en etapas avanzadas, lo que iría de la mano con la aparición de complicaciones, por eso la importancia de un tamizaje precoz en pacientes con riesgo de sufrir diabetes.

Sin embargo, según la especialista, en otras etapas del mal, el paciente puede tener visión borrosa, pérdida de peso, producción excesiva de orina (poliuria), sed excesiva (polidipsia), cansancio y
somnolencia, retraso en la curación de heridas y mayor frecuencia de procesos infecciosos.
Si existen antecedentes familiares de diabetes, es vital prevenir el mal con un estilo de vida saludable y realizarse chequeos médicos frecuentes. Si ya tiene la enfermedad, es fundamental contar con
el acompañamiento del especialista. El Hospital Clínica Bíblica cuenta con consulta médica especializada, laboratorio con tecnología de punta y programas de educación médica para la población