17 marzo, 2015

Columnista invitado

Roberto J. Argüello septiembre 2, 2014

Por casi 15 años, Prensa Libre me abrió sus puertas para la publicación de una columna semanal. En ella expresaba mis puntos de vista como miembro de la Comisión Hispana del Senado de Estados Unidos y denunciaba las atrocidades del Gobierno Sandinista de Nicaragua en los ochentas. Esa columna tuvo dos importantes apoyos: doña Teresa y Mario Antonio Sandoval.

De la cúpula fundadora del periódico guatemalteco no llegué a conocer a Isidoro Zarco ni a Salvador Girón Collier (fallecido en 1981). Pero sí conocí muy bien a doña Teresa, Álvaro Contreras, Pedro Julio García (director y presidente por 43 años), así como a Mario Sandoval Figueroa. Todos tuvieron una existencia prolífica en cuanto a beneficios para la sociedad.

El columnista, editorialista y académico Mario Antonio Sandoval, exdirector del diario. Preside el canal de televisión Guatevisión.

Don Isidoro era un gran colaborador en causas benéficas. Cuando fue asesinado llevaba un talonario de números de la rifa para la Liga Pro Salud del Pueblo. Don Álvaro dirigió muchos años la campaña No Más Ángeles con Hambre, en beneficio de niños de escasos recursos, e integró por décadas el directorio del Cuerpo de Bomberos Municipales de Guatemala. Por su parte, Prensa Libre, desde 1957, organiza la Maratón de la Cigüeña, que apoya a varias madres cuyos bebés nacen los primeros segundos o minutos del 1 de enero.

Todos estos grandes periodistas y doña Teresa ya no están entre nosotros. Sin embargo, después de la separación de tres de los fundadores, continúa mi amistad con los representantes de la segunda generación presentes aún en el diario guatemalteco: María Mercedes Girón de Blank (actual presidenta) y su esposo, Karl Blank, así como Mario Antonio Sandoval. También tengo una relación cercana con la tercera generación de los Sandoval, me refiero a Mario Alejandro y Javier Antonio Sandoval Ruiz, este último nuestro socio en CEO Advisors en Guatemala.

Medios y utilidades

¿Quién es el cliente de Prensa Libre y cuáles son sus limitaciones empresariales?
Los fundadores del diario, según me comenta mi amigo Mario Antonio Sandoval, se consideraban depositarios del derecho ciudadano inalienable de informar con independencia y sin ataduras. Consideraban que por esa causa, quienes tiene el honor de tener medios de comunicación deben abstenerse de participar en otras actividades económicas, porque muy pronto los legítimos intereses derivados del periodismo se encontrarán en ruta de colisión con los igualmente legítimos intereses de propietarios o de inversionistas de otras empresas, lo cual sin duda afectará la cobertura informativa sobre los intereses de los ciudadanos.

María Mercedes Girón de Blank, presidenta del Consejo de Administración de ‘Prensa Libre’.

Sin embargo, los medios informativos tienen la obligación moral de tener utilidades. Las razones son varias: si no las generan, deben buscar o aceptar dádivas gubernamentales o de grupos de presión de cualquier tipo. Se pierde la irremplazable independencia o bien no se logra realizar la tarea de la información.

En ese caso, la audiencia disminuye y con ello la efectividad de la venta de anuncios baja o desaparece, y el medio debe cerrar. Esta confianza también decae cuando los medios ceden por posibles presiones de anunciantes molestos ante publicaciones de noticias o comentarios que los haga sentirse incómodos.

Otra razón es que las utilidades permiten obtener los fondos para las inversiones –muchas veces cuantiosas– que se requieren para ser un buen periódico u otro medio de comunicación.

Debido a lo señalado anteriormente, en el caso de los medios escritos es diferente y, a veces difícil de comprender, la respuesta a una pregunta que es fácil en la mayoría de las actividades empresariales. ¿Quién es el cliente?, ¿el que compra el diario todos los días? o ¿el que paga por la publicidad de sus productos y servicios? Quien paga por el ejemplar, irónicamente, le provoca una pérdida al medio, porque el costo de producir cada ejemplar es superior al de la venta en la calle. Es la publicidad la que subvenciona ese bajo costo.

Esa misma paradoja es la que derrumba el mito de que los medios escritos “publican malas noticias para vender, o porque estas noticias venden”. La verdad es que la reducción de circulación al principio beneficia económicamente al diario, pero a mediano plazo lo afecta porque con ello se evapora la venta de anuncios.